Marca raya la Iglesia Católica a Liliana Flores Benavides y su truculenta organización ambiental…
RAÚL A. RUBIO CANO
Julio 6 de 2016
Por fin la Iglesia Católica en Nuevo León ha puesto atención a la utilización de la misma para llevarla a una asociación civil en aras de supuestamente luchar contra Monterrey VI y otras situaciones de destrucción ambiental y social -que viene construyendo Liliana Flores Benavides-, porque todo indica, que el fin primario es conseguir dineros e incautos para hacer el caldo gordo y llevar a esas luchas –como es la experiencia de Liliana- a un callejón sin salida y así, operar como un organismo de doña Sociedad Civil, como muchos que van a empezar a pulular de frente al año electoral del 2018 y obviamente, poner esa organización al servicio de los intereses del mejor postor, es decir, verdadero activismo de “ciencia ficción” ad hoc, a una economía ficción y a su respectiva política ficción: hacer como que se hacen las cosas más lindas y más hermosas en defensa de la Madre Naturaleza y la Humanidad pero, en realidad se hace lo que realmente le interese a la oligarquía imperante, intereses extranjeros y sus gobiernos en turno. Eso claro, con buena remuneración para quienes participan en la organización y teatro de tales luchas “ciudadanas”. El arzobispado de Monterrey, mediante sus redes informativas, hace días, pudo darse cuenta para empezar, que Liliana Flores Benavides ni siguiera es licenciada en Derecho (y eso que dice tener despacho) porque según ese nombre, no aparece en el Registro Nacional de Profesionistas; tampoco aparece como licenciada en Economía, profesiones de las que luego presume. Sin embargo, la “ilustre activista” en su página de internet asegura ser diplomada en plantas medicinales por la Universidad Autónoma de Morelos o tomado cursos en la India, experta en aromaterapia, terapias con imanes y demás yerbas, situación ésta última, que desde el antro “El Submarino Amarillo” en Jalapa Veracruz, que tenían en colectivo con otros camaradas, la cuestionan hace ya décadas. En fin, la cosa es que en voluminosa investigación, el arzobispado se pudo dar cuenta que el caso de Monterrey VI está parado por procesos jurídicos diversos y justificaciones científico-técnicas, un trabajo fundamental de gente seria en el tema que en un primer momento se organizaron como “No a Monterrey VI” y que después, Liliana y otros vivales, quisieron usar tramposamente para justificarse públicamente. Hoy, ante todo esa documentación, la Iglesia Católica pinta raya a Liliana y sus huestes y mejor se abocará a difundir la encíclica del Papa Francisco “Laudato Si”, que andar siendo comparsa de perversidades y oscuros intereses que en pro de supuesta defensa del contaminado medio ambiente, pueden llegar a llevarla a una situación denigrante, tonta y cuestionada, tarde que temprano, por su propia grey y, no digamos por otras iglesias regias, que también le tiene muy bien medido las formas de operar a Liliana y sus ingenuos ¡Órale! raurubio@gmail.com