Durango

Por corrupción en Durango, ejército y no el gobernador prianista, Rosas Aispuro, contratará personal médico

Gobernador del cambio de reversa, sin atender a laguneros en la pandemia

*Militarizan lucha contra COVID, 19 ante incapacidad del gobernante

Juan Monrreal López

Mayo 7 de 2020

http://www.democratanortedemexico.blogspot.com

Gómez Palacio, Durango. – Por presuntos actos de corrupción e incapacidad del gobernador del estado de Durango, el panista, José Rosas Aispuro Torres, el gobierno federal decidió que el personal médico que se contrate para combatir la pandemia del SARS COV-2 sea reclutado por el Ejército Mexicano, principiando por la plantilla del nuevo Hospital Regional de Especialidades y Oncología, habilitado como clínica experta en el combate a la pandemia de COVID-19.

Inaugurado varias veces en el sexenio del ex gobernador, Jorge Herrera Caldera, pero también por el actual gobierno de Aispuro Torres, quien, desde el año 2016, dijo que el nuevo Hospital General, funcionaría en breve; intención que, sin embargo, fue mero deseo, ya que la historia de este nosocomio es la de un elefante blanco; un hoyo sin fondo en el derroche de recursos públicos.

En aquellos años, el director del Hospital General, Luis Bañuelos Garza, alardeó que ya estaba recibiéndose equipo hospitalario, como dispositivos de anestesia, camas, monitores e incluso presumió que el cuarto especial para almacenar el acelerador lineal para bombardear cáncer, tenía un avance de construcción del 80 por ciento.

No obstante, nada de eso existía.

La realidad, es que, con el arribo a la gubernatura del ex priista, José Rosas Aispuro, usando las siglas del PAN, la obra del sanatorio prácticamente se detuvo.

Pasaron cinco meses para que el gobierno de Aispuro Torres, retomara el asunto del nuevo Hospital General, pero fue sólo para quejarse que no había dinero para terminar el nosocomio; cancelando las esperanzas de un sin número de personas con cáncer ilusionadas con recibir tratamientos, sobre todo que son ciudadanos fuera del circuito de la población asegurada o con posibilidades de atenderse en hospitales particulares.

Así que, a mediados de febrero del año 2017, con desenfado, el secretario de Salud del estado de ese entonces, César Franco Mariscal, externó que no existían fondos para adquirir el acelerador lineal indispensable para realizar las radio terapias.

De acuerdo a Franco Mariscal, el acelerador lineal tenía en esos momentos, un costo de 8 millones de dólares, dinero con el que no contaba la Secretaría de Salud, al igual que el gobierno del estado.

Era tan cruel el asunto que, ni siquiera las 120 camas para hospitalización estaban.

En realidad, no existía nada, a excepción de la cáscara del edificio hospitalario.

Total, del hospital general con especialidad en oncología, solo estaba una galera.

Así que, en abril del año 2017, el nuevo director del hospital, Luis Fernando Zúñiga, declaró que pronto se inauguraría la nueva policlínica, ya que los avances eran del 95 por ciento, es decir ¡el desarrollo de la construcción había disminuido en 3 por ciento, con relación al mes de febrero, realmente para Ripley!

Para finales de mayo de 2017, el secretario de Salud, César Franco, dijo en entrevista, que los recursos económicos para adquirir el acelerador lineal ya estaban resueltos, que ya estaban autorizados y que la inversión total en el nuevo Hospital General de Especialidades en Oncología, era hasta esos momentos de 1 mil 200 millones de pesos, sin contar los 8 millones de dólares del acelerador lineal.

En septiembre del año 2017, justamente un año después de haber tomado posesión como gobernador, el prianista, José Rosas Aispuro Torres, aprovechó las inútiles giras por las regiones del estado, -para repetir el Informe de gobierno-, para culpar al régimen del ex gobernador, Jorge Herrera Caldera, de haber practicado suciedad administrativa en la construcción del establecimiento sanitario.

Incluso se atrevió a más; especificó que se requerían al menos 500 millones de pesos para terminar el equipamiento del nosocomio.

Rosas Aispuro, especialista en nadar de muertito

“Nadando de muertito”, como lo ha hecho durante todo el sexenio, en febrero de 2018, José Rosas Aispuro, el “gobernador del cambio de reversa”, y el personal de la Secretaría de Salud del estado, nada habían expresado acerca del deterioro de la construcción, como consecuencia de goteras en el nuevo Hospital General.

El daño en algunas áreas, era tan notorio, que el encargado de la oficina de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, Fernando Ríos Quiñones, expuso que la avería sería subsanada y que dado el avance (mágico) del hospital se encontraba en un 99 por ciento, el nuevo Hospital General, se entregaría seguramente en la primera quincena de marzo, de ese 2018.

Pero nada sucedió, al igual que José Rosas Aispuro, fueron puras declaraciones de saliva.

En tanto los casos de tumores, siguieron apareciendo en La Laguna de Durango, una de las zonas con mayor número de cáncer del país.

Para mayo, el hospital seguía sin funcionar.

Incluso la constructora que levantó el edificio, Promotora y Desarrolladora Mexicana, S.A. de C.V. (PRODEMEX), reclamó el pago de un “resto” de 100 millones de pesos que le adeudaba el gobierno del estado.

Con ese obstáculo, Aispuro Rosas, evadió la responsabilidad de cumplir con la puesta en marcha de la clínica.

Inmediatamente señaló al gobierno de Jorge Herrera Caldera, como el responsable de no haber puesto en claro las supuestas ampliaciones por las que PRODEMEX, estaba reclamando 100 millones de pesos más.

En aquel momento, Aispuro Rosas, aprovechó para soltar que el acelerador lineal, tenía un costo de 200 millones de pesos, por eso, era prácticamente imposible que el hospital iniciara como un centro de atención oncológica.

Nuevo Hospital General de Gómez Palacio, elefante blanco

Para el mes de noviembre del 2018, el elefante blanco, seguía de ese color, obligando que la Contralora del estado, Raquel Arreola Fallad, intentara taparle “el ojo al macho”, e hizo público que el costo de la construcción hospitalaria se incrementó, ya que originalmente ¡no se contemplaron la iluminación, ventilación y edificación del banco de sangre; algo increíble!

Al finalizar enero de 2019, ya con AMLO y su 4T en el poder presidencial, José Rosas Aispuro, expresó en entrevistas que el sanatorio ahora si iba. Que el secretario de Salud, Jorge Alcocer, se había comprometido con él a terminar el nuevo Hospital General.

Según Aispuro, él expuso ante Alcocer, que, para terminar el hospital de todo a todo, al menos se requerían 550 millones de pesos más, es decir, casi la mitad del costo del edificio.

Inclusive, planteó la posibilidad de abrir las áreas que ya podían funcionar e ir incorporando el resto de los departamentos del nosocomio, pero nada de esto ha sucedido.

Entre tantas palabras, en marzo de 2019, se optó por cambiar al delegado de la Jurisdicción Sanitaria número 2, intercambiando a Jorge Hernández Reyes por Luis Manuel Ortega Amador…pero el Hospital general, seguía sin operar, como hasta ahora.

En junio, el director del Hospital General, Luis Fernando Zúñiga García, dejó al descubierto la saturación de la clínica, expuso que el viejo Hospital General, está rebosado en más del 130 por ciento, calificando a la edificación del nuevo hospital como “elefante blanco”.

Aun, así, Aispuro Torres, ni por enterado se dio.

En ese mismo mes de junio, el director del Hospital General, puso sus esperanzas en AMLO, pero nada.

El 25 de junio, el secretario de Obras Públicas, Arturo Salazar Moncayo, conocido por el gremio de los constructores como “Míster ten percent”, hizo público que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), no consideraba que las observaciones respecto al edificio, estuvieran zanjadas.

Ese mismo día, Aispuro, se voló la barda, explicó que el total del dinero requerido para el equipamiento del nuevo Hospital general, era apenas superior a los 400 millones de pesos ¡el costo, había disminuido 100 millones de pesos, de acuerdo a lo declarado por él, hacía 3 años!

En Aispuro, no existe siquiera congruencia con los números, lo que da una idea de lo desfachatado de este gobierno.

En septiembre de 2019, el secretario de Salud, dijo que solo faltaban detalles, “algunas aclaraciones”, no observaciones con la ASF, para echar a funcionar el hospital.

Luego expuso que, “faltan, como 23 millones de pesos, para reacondicionar el cableado eléctrico, además de la compra de un transformador”.

Pero las cosas empeoraron.

En diciembre, el hospital general en funciones, se quedó sin oncólogos, hizo ver el director, Luis Fernando Zúñiga.

En tanto, el cáncer, sigue en aumento y matando cada año más personas por la carencia de equipo de radiación.

En 2018, en Gómez Palacio, murieron 1857 personas, casi el 15 por ciento falleció por tumoraciones, es decir, 278 ciudadanos.

En tanto en Ciudad Lerdo, con un porcentaje de 9.4 difuntos de 990 muertes, arrojó 93 personas que expiraron por cáncer.

Esto sin contar, otros 12 municipios de la Laguna de Durango, y los 5 de la Comarca Lagunera de Coahuila.

Pero el elefante blanco, sigue allí, parado, sin visos de convertirse en un centro oncológico.

José Rosas Aispuro, labia sin fin

Con alrededor de 371 muertos por cáncer, sólo en Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, la urgencia del funcionamiento del nuevo Hospital General, habla por sí solo; más cuando estos fallecimientos sobrevinieron por no ser tratados de manera adecuada o simplemente, no fueron atendidos por el sector salud, en la medida que para recibir radiaciones tienen que trasladarse a la ciudad de Durango.

Por eso, cuando se anunció la construcción del hospital con la especialidad oncológica, hubo esperanzas generales en la región.

Sin embargo, estas expectativas no se han cumplido.

Ni el gobierno de Jorge Herrera Caldera, ni el de José Rosas Aispuro, han podido concluir el nosocomio que encierra en su estructura, el largo camino de corrupción con el que se ha levantado.

Así, los anuncios del gobernador acerca de la apertura de la policlínica, a principios de este año, cayeron al vacío social, en los oídos sordos de la población; nadie le cree.

Han pasado 44 meses desde que Rosas Aispuro, se comprometió a poner en marcha, “cuanto antes”, la clínica, pero no ha cumplido, ninguno le cree, más ahora que el Ejercito Mexicano, le ha quitado el mando de la contratación del personal del hospital, en este momento que el gobierno federal decidió convertir las instalaciones en centro de atención contra el COVID-19.

Para empeorar la situación, en esta etapa, Aispuro Torres, por estrictos intereses del PAN, -partido al que usó para construir su gobierno de prianistas-, concurrió como comparsa en el bloque de gobernadores panistas para oponerse a firmar los convenios con el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), gesto que el gobierno federal, no vio con agrado.

Aun así, el director general del INSABI, Juan Antonio Ferrer Aguilar, visitó a principios de febrero, el nuevo Hospital General, comprometiéndose a realizar una evaluación de la clínica con la intención de echarla a funcionar con recursos del INSABI en este año 2020, una vez que los gobernadores opositores firmaran el acuerdo de coordinación con la institución.

Finalmente, el 12 de febrero, Aispuro Torres, guardó su rebeldía y firmó el acuerdo de adhesión al Instituto.

Con la llegada de la pandemia del COVID-19, el gobernante anunció que el hospital se convertiría en centro de atención en la lucha contra el Coronavirus.

Inclusive, el director de la clínica habló que ya estaban contratando personal médico para enfrentar la contingencia sanitaria ocasionada por el SARS-COV2.

Con esta dinámica, el secretario de Salud, Sergio González Romero, anunció que se tendrían 31 camas censables y respiradores encaminados a cuidar a los afectados por la peste.

Entonces, el 22 de abril, Aispuro Torres, anunció otra vez, socarronamente, que en 10 días el nuevo Hospital general, funcionaría.

El 25 de abril, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), informó mediante convocatoria, que el personal del nuevo Hospital General, será contratado por la institución militar, dejando al descubierto que los anuncios previos que hicieron el gobernador, José Rosas Aispuro Torres, el secretario de Salud, Sergio González Romero, y el director del Hospital General, Luis Fernando Zúñiga, eran medias verdades, por no decir que eran mentiras.

Aunque se sabe que, la espera para terminar el nosocomio se encuentra en las observaciones de la ASF, quien detectó faltantes millonarios.

Hospital General, la historia sigue igual…no funciona

Han pasado casi 15 días desde que se notificó que SEDENA se haría cargo del nuevo Hospital General, para enfrentar el COVID-19; éste sigue sin funcionar.

Tampoco, José Rosas Aispuro, ha dicho nada.

El asunto es que con COVID-19 o sin él, la enorme galera ubicada en el Bulevar Ejército Mexicano, sigue siendo un elefante blanco, un vivo retrato de la corrupción del gobierno de Durango; del cambio de reversa que ha significado el gobierno del prianista José Rosas Rosas Aispuro, para el pueblo duranguense.

En tanto, los enfermos de cáncer sin cobertura de seguridad social, siguen falleciendo aquí en La Laguna, por no tener atención médica adecuada.

jmonrreall@yahoo.com

Twitter: @jmonrreall

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