Regreso sin gloria del cínico Humberto Moreira Valdés
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Agosto 4 de 2015
El título de esta antigua y exitosa película describe con intensa exactitud la intención de Humberto Moreira de volver a su tierra natal, puede hacerlo pero su propósito de que se está preparando para regresar a trabajar con la gente, presumiblemente con el Partido Joven, ahí sí que está errado, desbarrando o bien, confundido.
Omito referirme a Humberto como profesor, por respeto y por no ofender a este gremio al que, a pesar de la crisis por la que está pasando, estoy convencida de que en su mayoría está conformado por personas dignas, con algunas excepciones.
Humberto acaba de cumplir 49 años; después de graduado, durante casi 9 años ocupó varios cargos en instituciones educativas en la Ciudad de México, regresó a Saltillo como delegado del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, ahí, los observadores comenzamos a conocer su admirable capacidad de trucar, de armar ardides y de actuar con incomparable astucia, las tácticas populistas y demagógicas le permitieron ganar rápidamente presencia política, por ejemplo, entregaba diplomas como volantes, los graduados se multiplicaron.
En sólo 8 años logró ocupar cargos públicos de primer nivel, presidente municipal de Saltillo, de ahí a gobernador y luego dirigente del PRI nacional y de paso colocó a su familia en importantes cargos públicos, el más importante fue la cesión de la gubernatura a su hermano Rubén; por supuesto que su aspiración era construir su itinerario hacia la Presidencia de la República, supliendo a Peña Nieto en caso de que no diera el “kilo” o esperar la sucesión para el 2018, para ello armó un equipo de “fieles” pero también muy ambiciosos y corruptos amigos.
Con el destape de la megadeuda la carrera de Humberto se frustró hasta convertirse en tragedia por el suceso dramático del asesinato de su hijo Eduardo; pero nada parece intimidarlo, no se ha visto al espejo para decirse uff, ¡qué corrupto soy! No, en el fondo él se considera una persona decente destinado por Dios a ayudar a la gente y se siente ético y honesto, se construye una narrativa que lo faculta para besar a su madre o amonestar a sus hijos por un mal comportamiento.
Humberto estudió una maestría en Barcelona en unas condiciones de alumno ricachón y dice que termina un doctorado en educación, eso le permite creer que en el fondo él es una persona honesta y está convencido de que es más trabajador que el común de los mortales; en realidad piensa que el político debe acumular recursos hoy para prevenir las miserias de mañana y por eso se propone volver y pretende transar con otras siglas, el partido Joven, pero ¿quién ignora que ese partido es uno más de los paleros del PRI coahuilense? ¿Por cuánto serán los moches? Pregúntenles a David Aguillón y a Rubén Moreira que son los que le dan entrada.
Viene a ayudar a la gente (ja), sabrá este coahuilense lo que es el cinismo, no le importa, en cambio quizá le interese para salvar su pellejo la suerte de Jorge Torres López, la de Javier Villarreal, de Roberto Casimiro, Rolando, Roberto y Raúl González Treviño que se declararon culpables de lavado de dinero y conspiración y aún la de su hermano Rubén, Ismael Ramos, Fernando de las Fuentes, Enrique Martínez Morales, Víctor Zamora que lo encubren, todos protegidos por Enrique Peña Nieto como aliados para llegar a la Presidencia de la República.
Humberto los ciudadanos críticos e informados te exhortamos a que no te aproveches de las adversidades y desdichas del pueblo coahuilense, queremos verte tras las rejas; oíste a Peña Nieto que advirtió del peligro de la demagogia y el populismo, tú eres un peligro para Coahuila, condenaste el futuro de las generaciones venideras. Vete a disfrutar de nuestro dinero, vete, no nos ofendas más.