La obra pública del Estado un botín para la Iniciativa Privada…campo de rica y segura valorización de capitales…
RAÚL A. RUBIO CANO
Abril 19 de 2017
¿Por qué el interés de capitales privados para entrar a la obra pública? ¿Por qué buscan ese venero
de riqueza en obras de infraestructura que, tradicionalmente había sido un área de operación del
Estado, al realizar éste obras con una función de interés social y no de ser un espacio para hacer
dinero por los dueños de grandes capitales financieros, industriales, comerciales y hasta inversiones
de cuestionada procedencia? La obra pública en los tres niveles de gobierno con vastos préstamos
extranjeros, bancos de particulares (con dinero bien y mal habido, vaya usted a saber), compañías
constructoras privadas de oscuros y cuestionados dueños y el colmo de los colmos, obras que el
pueblo paga por su uso, como es el caso del sistema de carreteras privadas. Qué tiempos aquellos en
que con un bien nacional como el petróleo, el Estado tenía suficiente dinero para dotar de moderna
infraestructura muy diversa a todo el país y hoy, todo es planeado, construido y cobrado por entes
privadas y donde el Estado, es sólo un otorga permisos, que da el visto bueno al amo del capital
privado local y extranjero y, que con su poder coercitivo sobre sus gobernados, es el garante para
sacar el dinero de los bolsillos del pueblo y pagar obras que luego, no hay necesidad de ellas como
el caso de Monterrey VI o, de imponer el Estado su violencia para apaciguar y forzar la realización
y uso de esas obras. La obra pública valoriza capitales en forma muy rápida y garantizada en
comparación a otros negocios que el sector empresarial posee y con recuperación y ganancias
asegurados por la expoliación que el Estado hace sobre su población; una deuda pública que se le
impondrá al pueblo para que siga pagándola. Así, en un entramado de relaciones y escondijos
financieros y bancarios, los dineros de ciclos productivos del capital en la agricultura, manufactura,
hasta los capitales de empresarios de drogas lícitas (azúcar, alcohol y fármacos) o ilícitas, todas las
no legalizadas y hasta los dineros arrancados al pueblo por el juego, han venido creando un proceso
de intromisión en las actividades de la obra pública para inyectarse esos capitales al quehacer del
Estado y sus diversos gobiernos. Ahí está el Consejo Nuevo León de Planeación Estratégica o, el
patético caso del Parque Fundidora que de pulmón urbano lo han convertido unos cuantos pillos en
Mega Cantina permitiendo así valorizar capitales de drogas lícitas e ilícitas a la venia de un
gobierno servil a esos capitales, lo mismo quieren hacer con el río Santa Catarina, en aras de
predicar sana diversión y cuidados ambientales. Hoy, la obra pública, su interés social, el bien
común, poco importan, lo que importa es valorizar capitales locales y extranjeros y que el Pueblo y
la Madre Naturaleza paguen por ello, una realidad ya insoportable ¡Órale!
raurubio@gmail.com