Salud

Chertorivski: los tecnócratas regresaron ya

Gustavo Leal F *

29 de Octubre del 2011

Si el único mérito del nombramiento del doctor Córdova como secretario de Salud del calderonismo fue ubicar en el despacho –después de años– a un médico clínico in corpore (aunque culminara mediocremente su gestión, clamando por una insípida reforma “financiera” sectorial), es claro que el primer gran demérito del arribo de Salomón Chertorivski –publicista desde la cuna– a la Secretaría de Salud fue colocar a los equipos nacionales del sector frente a una cabeza que, con muchas dificultades, supera una improvisada capacitación para sumar (con fines meramente electoreros) afiliaciones automáticas a la fantástica cobertura “universal”, que no a la atención médica y, menos, a la que demanda el perfil de morbilidad y mortalidad del siglo XXI.

Por ello, Chertorivski apenas puede comprometerse a “luchar” pobremente por la “prevención de enfermedades como mejor ventana para el futuro”; claro, se sirve para ello del trabajo “brazo a brazo con los médicos y enfermeras”, a los que, lamentablemente, rebautizó como “capital humano (¡sic!) que todos los días salvan vidas”.

Con su primitiva “estrategia” preventiva denominada Consulta segura, ¿qué le untó a la –por sí– ya duplicante estructura del Seguro Popular, diseñado por Julio Frenk?

Hace poco Chertorivski escribió: “Una de estas acciones en conjunto con la Federación Internacional de Futbol Asociación es el programa Once jugadas por tu salud”, aunque en septiembre de 2010 cuestionara el impacto que tendría elevar el impuesto al tabaco, porque “podría generar contrabando y afectaciones a la población más pobre”. Y ya designado, “recomendó” la pertinencia de agregar el “tema del cambio climático” a la agenda para el “combate” de los padecimientos crónicos.

Es claro que por “prevenir” sólo atisba a consolidar una suerte de mercado de la salud, en consonancia con el evangelio calderonista del autocuidado de la salud, consignado en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2102, el Programa Nacional de Salud 2007-2012 y el Programa Sectorial de Salud 2007-2012, para el que se reserva el nicho de la atención médica, tal como también lo publicitan las propuestas de “política” del ex secretario Córdova, así como el Instituto Mexicano del Seguro Social (Molinar Horcasitas, Karam y González Pier) y el Instituto de Seguridad Social y Servicios a los Trabajadores del Estado.

En agosto de 2010, desde el Seguro Popular de Chertorivski, el entonces director de Afiliación y Cobranza, David García Junco, puntualizó que el “financiamiento y la provisión de los servicios de salud deberían estar separados, así como el resto de las prestaciones de la seguridad social, como las pensiones. El sistema sanitario tendrá que avanzar en esa ruta y tomar como modelo la experiencia del Seguro Popular, que no es un prestador de servicios, sino un mecanismo financiero”. Claro, todo esto luchando “brazo con brazo” con los médicos y enfermeras.

Con Chertorivski, la derecha sanitaria abiertamente promarket aspirará a colocar finalmente el sector salud al servicio del mercado financiero, tal como Zedillo le dispuso el fallido sistema privatizado de pensiones.

Esa derecha está vertebrada por Funsalud, Nadro y Santiago Echeverría, quien es director de Prestaciones Médicas del IMSS-Karam (Banco Mundial), y cuenta con entusiastas como Ebrard, quien ve al sistema de salud “fragmentado y (que) pareciera estar en proceso de extinción para los servidores públicos. Se debe retomar la iniciativa del doctor Soberón de tener un sistema unitario de salud pública”.

La extravagancia de esta agenda impuesta por Frenk desde 2001 se manifiesta con estruendo en los 14 desplegados de “apoyo”, que ha requerido el “error batiente” de Calderón al designar al tecnócrata Chertoriski como “titular” de un ramo de la administración pública que desconoce estructuralmente.

Esos desplegados abarcan el sector salud del estado de Puebla (dos); la Academia Mexicana de Cirugía, los secretarios de Salud como miembros del Consejo Nacional de Salud; Fraternidad Alianza Médica; la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica; los servicios de Salud de Yucatán, del gobierno de ese estado; Funsalud; Amigos Metabólicos; el gobierno del estado de Campeche; los secretarios de Salud de la región sur-sureste; Bayer de México, y el Colegio Médico de México (sin rúbrica).

Éstos, más una reunión con casi todos los ex secretarios del sector vivos para “apoyar su gestión”, lo cual confirma que, como a Fox, tampoco a Calderón le importa mayormente la salud de los mexicanos, más que en la medida que las afiliaciones automáticas al Seguro Popular le sigan reportando dividendos electoreros.

Además del respeto irrestricto al “esquema que establecen las patentes” (como ya ocurría con Frenk), en el plazo inmediato, la “agenda Chertorivski” es la urgencia electorera de Calderón: “la salud ya no figura como uno de los problemas más importantes para los mexicanos”; más la encomienda que le dictó el 9 de septiembre: “mejorar” la administración sectorial para “alcanzar eficiencia y calidad en el abasto y avanzar hacia la convergencia y homologación de servicios”.

Afortunadamente, los días de Calderón en el Poder Ejecutivo están contados. El debate electoral de 2012 pondrá en el centro los grandes pendientes postergados por la docena trágica panista (2000-2012), destacadamente el de la salud “para todos”.

Mientras, los equipos nacionales de salud deberán seguir soportando, además de sus tecnocráticas improvisaciones electoreras, la demagogia de otro “gerente” de una ausente política clínica sectorial: “las enfermeras y enfermeros son ejemplo de solidaridad, vocación de servicio y de lazos de afecto hacia los demás, y en este rubro tienen mucho que enseñar a los médicos y a la población en general”.

De la misma manera, sus barbaridades “sanitarias”: si “el financiamento es homogéneo, tenemos que trabajar en que la calidad también lo sea”.

*Universidad Autónoma Metropolitana

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