Notas ImportantesSalud

Héctor Astudillo Flores, en el nombre de la corrupción

 

Secretario de Salud, De la Peña Pintos; “no hay problema mi gober”

 

25 de agosto de 2017

Redacción

 

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, tendrán que redoblar esfuerzos para desmenuzar una serie de artimañas vestidas de legaloides que se vienen realizando y acrecentando en el estado de Guerrero, cuna del Héctor Astudillo Flores, actual gobernador del estado que apunta rápido a sumarse a la lista de gobernadores rateros que han despojado de sus riquezas a sus estados y a la federación.

La maquinación de fraudes solapada por el gobernador y sus secuaces no tiene límites, después de controlar la economía de las finanzas estatales y sus destinos, mediante la asignación de contratos y convenios minados por el “diezmo”, ahora se da la incursión de prestanombres, figura clave del modus operandi de la administración Astudillo.

No obstante, de mantener al estado en vilo por el alza imparable de homicidios, secuestros y extorsiones, entre otras fechorías y de negar que esto sucede en el estado, el gobernador volteó la vista a los “negocios” aparejados al ramo de la salud, a pesar de seguir culpando a su antecesor de haber dejado “quebrado” ese sector.

Golpeando severamente la economía de las familias y aprovechando desde su investidura y para sus bolsillos los fondos federales provenientes del seguro popular, Astudillo encontró un “filón”, al permitir colocar equipo médico dentro de algunas instituciones de salud a sus prestanombres.

Como las hienas, Héctor Astudillo provoca el caos y luego lo aprovecha. Para esto, primero mantiene al sector salud al borde del abismo: sin insumos, sin medicamentos, sin equipos, sin personal, sin nada. Y después clava el diente desgarrando la economía de los más necesitados.

En efecto, mediante una empresa que se hace llamar Tomografía Avanzada de Guerrero (TAG), empresa a la que se le elaboró de forma oscura y de la noche a la mañana un extraño contrato de “comodato” que permite exprimir los bolsillos de la gente pobre desde el interior de las instituciones de salud.

Un caso emblemático de la rapacidad con que operan Astudillo y sus secuaces es el Hospital General de Ometepec, Guerrero, en donde como si proviniera del inframundo, TAG introdujo en equipo de tomografía, que ni siquiera cuenta con los permisos de la autoridad sanitaria para operar, pero el “gober” todo lo puede.

La empresa que se sospecha es operada por prestanombres de Astudillo sobornó al director, al sindicato, al administrador y al director médico para que se hicieran de la vista gorda y de esta manera poder “trabajar” sin pagar renta, electricidad y personal. Y ¿para qué?,  si estos gastos los pagan de manera grotesca los habitantes de guerrero mediante sus impuestos.

Y no es todo, la empresa TAG realiza tomografías a pacientes del hospital afiliados al seguro popular y también a pacientes privados que literalmente son asaltados, pues pagan fuertes sumas de dinero -que salen del mercado de la libre competencia-, y son estafados al no recibir su estudio ni su interpretación; si bien les va, luego de varios días les son entregados, cuando ya no les sirven absolutamente para nada.

Ante tal fraude, el director médico y algunos médicos del hospital guardan silencio de complicidad, pues se presume que fueron “chayoteados”, es decir, recibieron su comisión por guardar silencio. En los hechos, un estudio de tomografía no sirve de nada si no es entregado con sus placas y con su interpretación.

Juan N cuenta: Por mis dolores de cabeza mi médico me pidió una tomografía, me dijeron que en el hospital las hacían. Acudí y pagué dos mil ochocientos pesos. Me citaron en la tarde, “cuando hubiera poca gente en el hospital”, me metieron a un cuarto chiquito y después como de 40 minutos me dijeron que ya estaba.

 

Juan sigue su narración: Me dieron una placa con muchas imágenes chiquitas, ni mi nombre se leía bien, y no me dieron nada más. Mi médico me pidió la interpretación y regresé al hospital, el señor que me atendió de nombre David de la Cruz me dijo que no era necesaria, entonces le dije que me devolviera mi dinero y dijo enojado que no.

‘Regresé diario al hospital por tres días y al tercer día por la tarde me dieron la interpretación que ya no me sirvió para nada, pues antes acudí a otro lugar a hacerme otra tomografía. Pedía al señor David que me diera una factura y me dijo que no, porque no daban factura y que mi orden sería ingresada también al seguro popular’. “Me robaron”, exclama Juan.

Algunos médicos del hospital cuentan estar “asqueados” por la forma en que el gobierno de Astudillo ha “degenerado” los servicios, y coinciden en que es muy complicado diagnosticar solo con una placa mal impresa de tomografía y sin interpretación. “Si para nosotros es complicado tratar a un paciente con una tomografía interpretada, imagínese todo lo que sufrimos, en algunas ocasiones tratamos de adivinar, pero nosotros no somos radiólogos”, finalizan.

Aquí y en China, aprovechar la ignorancia de las personas, cobrar y hacerse con ello de un lucro indebido se llama fraude, delito perseguido por las autoridades judiciales. Así operan las empresas de las que Astudillo forma parte mediante prestanombres o que están donde están por su voluntad.

Parece fácil que Astudillo se niegue a otorgar facturas, en el fondo, esta forma de “trabajar” daría luz verde a una investigación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien a su vez, mediante su unidad de Inteligencia Financiera, podría investigar a esta empresa que ha sido señalada –en otras notas y reportajes- como una pantalla para el lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas, al igual que Fernando Yañez Mendez, presunto radiólogo responsable de firmar las interpretaciones tardías.

Ante la actitud rapaz de Astudillo, el secretario de Salud del estado, Carlos de la Peña Pintos se ha hecho de la vista gorda, aunque para la autoridad, ‘tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata’.

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