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Ya no somos los mismos

Tereso Medina y Rubén Moreira

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Mayo 3 de 2016

 

 

En el siglo 21 la conmemoración del Día del Trabajo ha dado un vuelco, dejó de ser suceso de reverencia y besa manos a la clase política en turno para convertirse en jornadas de repudio y reclamo a los gobiernos, en manifestaciones de irritación por las condiciones de precariedad laboral y  a causa de los despojos y los atracos de los que son objeto millones de trabajadores.

Ahora los sindicatos independientes con sus trabajadores toman sin miedo las calles y denuncian las feroces embestidas con las que los gobiernos y los legisladores les arrebatan sus derechos en las condiciones de trabajo y en prestaciones y los sindicatos oficiales doblen las manos porque han venido perdiendo el poder de representación de sus agremiados.

Antes, el sindicalismo Charro guardaba ciertas formas, ahora, no les interesa mostrarse abiertamente como paleros del poder político; Tereso Medina, senador por el PRI y líder sindical vitalicio de la CTM, se dice que celebró a puerta cerrada con Rubén Moreira el Día del Trabajo sin los trabajadores; el comentario de que se juntaron los verdugos de los trabajadores está demás.

Al desmantelamiento de derechos laborales lo acompaña el deterioro económico, la caída del poder adquisitivo del salario con los aumentos desmesurados de precios a la canasta básica impulsan el empobrecimiento generalizado de la población; en los últimos 10 años los salarios han aumentado 3 pesos anuales.

En México la movilidad social ya no existe, las políticas neoliberales la devastaron, en cambio la pobreza aumenta, de manera que más de la mitad de la población permanece en esa condición, con el incremento de la desigualdad los mexicanos cada vez somos más pobres y obviamente los  muy ricos, más ricos.

Por otro lado, el crecimiento de la informalidad laboral es agobiante, según datos del Inegi el 56.9 por ciento de la población económicamente activa está en esta condición, lo que supone que carecen de las prestaciones de ley y de las condiciones de trabajo mínimas.

En Coahuila, Rubén Moreira presume de que la informalidad laboral es muy baja, pretendiendo ocultar que la mayoría de los empleos formales se ubican en maquiladoras que pagan salarios bajísimos a sus trabajadores de los que un alto número son mujeres, madres de familia que se ven obligadas a dejar solos y en el desamparo a sus hijos y a realizar una doble jornada de trabajo, porque al llegar al hogar obligadamente deben hacer la labor doméstica; el empleo de calidad, no está en la visión ni misión del señor Moreira.

Peña Nieto habló recientemente de que el “mal humor social” cunde en México y cómo no, si lo que se ve son agravios, impunidad, corrupción y el enriquecimiento imparable de las y los políticos.

Algunos líderes de sindicatos independientes de la Cd. de México aseguraron que la clase política y los grandes empresarios, tras aplicar el capitalismo salvaje laboral, en su voracidad ahora van tras las pensiones de los trabajadores; que se lo pregunten a los maestros de las 2 universidades públicas de Coahuila y a los de la Sección 38 del SNTE.

En Saltillo los trabajadores de la educación y algunos sindicatos independientes desfilaron y se congregaron en la plaza de Armas, ahí se escucharon sus discursos en contra del moreirato; Neli Herrera, la legendaria sindicalista de la huelga Cinsa-Cifunsa, habló con pasión sobre las luchas de los trabajadores. En Torreón los trabajadores de la educación también se hicieron presentes.

En fin, algo ha cambiado, se escuchan otras voces, pero la cuesta es pronunciada y los obreros son pocos.

 

 

 

 

 

 

 

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