CoahuilaColumnas‏

¡Los vivos, los muertos!

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

*Coahuila entre los 10 estados más violentos

La Catrina llegó al IFE / y a los 5 se llevó, / ellos la siguen felices / con su bolsa de un millón. / Y Polito en el IPEC / llora y llora porque dicen, / que por ser tan obedientes/ al mandato de Moreira, / la calaca abrió la tumba / para que ahí en paz muriera.

Hoy es día de muertos, la gente peregrina por los camposantos. Así se les llamaba antes a los panteones, porque se consideraba que quienes estaban ahí participaban ya de la paz y la santidad del Todopoderoso.

Hoy México se llena de flores, de música y de oraciones, pero también el espacio público está empapado de muerte y de violencia. Sí, el contexto está ligado a la injusticia social, a la ineficacia y falta de autoridad del gobierno; a su ausencia de proyección hacia la ciudadanía, lo que tiene, por lo tanto, un significado distinto, lleno de ira, de coraje e impotencia. Estamos sufriendo y eso repercute en nuestra vida cotidiana, en nuestras costumbres y tradiciones. Un síntoma muy evidente es la ruptura de los lazos sociales.

Vivimos en un shock colectivo ante la violencia y eso duele tanto que muchísima gente no tiene fuerza para entrar en contacto con esa realidad, por lo tanto, no hay conciencia de lo que en verdad sucede.

Por eso están en marcha mecanismos que buscan proteger al individuo del dolor, pero lo que debemos exigir es que esta situación de guerra y muerte termine.

Cuántas viudas, huérfanos, padres y madres lloran hoy -y lo harán toda su vida- por sus muertos, los que les arrebató esta guerra estúpida con la que nos han condenado a un luto perene! Para muchos, en este País la justicia es un bien muy escaso.

El gobierno de Enrique Peña Nieto asegura que la violencia ha disminuido, pero en los 11 meses de su gestión se han registrado 15 mil 552 homicidios dolosos (Semanario Zeta), y Coahuila aparece entre los 10 estados más violentos, aunque Rubén Moreira diga lo contrario.

Tenemos gobiernos insensibles, además de incompetentes. Los negocios cierran y las personas migran. En Torreón y Saltillo la violencia se recrudece.

¿Cuánto horror más podemos soportar? ¿Cuántos muertos más requiere el Gobierno para aceptar que su forma de combatir la delincuencia ha sido un error fatal?

Es propicio para nosotros hacer un alto en el camino y dar un espacio para toda esa gente que ha sido víctima de esta gran tragedia que vive el País: los feminicidios de Ciudad Juárez, los del Estado de México, Coahuila y Guanajuato; los miles de migrantes que han sido sacrificados por el crimen organizado, los periodistas; los civiles, los militares, los encobijados, colgados, cremados, sepultados en fosas clandestinas; todos ejecutados en un país de ametralladoras y matones, sin respeto por la vida, territorio de inseguridad e ilegalidad. Ahora sí es literalmente cierto que, aquí, la vida no vale nada.

En la Ciudad de México se realiza hoy una velada en homenaje a las personas que han muerto víctimas de la violencia, acto organizado por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, y el Zócalo capitalino fue transformado en un camposanto con la inauguración de la megaofrenda del Día de Muertos, dedicada al artista José Guadalupe Posada, a 100 años de su muerte.

En nuestra ciudad, el coro Voces del Desierto y el grupo folclórico Quetzalli, ofrecerán al público el espectáculo denominado Recorrido Musical del Día de Muertos, que se realizará en la Casa Tiyahui.

Muchos nos preguntamos, ¿cómo dejar de ser un país de muerte y regresar a ser el país de la vitalidad, el entusiasmo, el tesón, la ambición de décadas pasadas, que revivió la potencia cultural de nuestra historia, desarrolló nuestras potencialidades intelectuales y económicas e hizo que fuéramos una de las cimas de Latinoamérica, un país líder, una referencia? ¿Cómo, cuándo?

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