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Temporada de huracanes

Luis Hernández Navarro

Octubre 10 de 2023

Es temporada de huracanes. El 2 de junio de 2024 habrá votaciones en México. Aunque faltan aún poco menos de nueve meses para que se realicen, una parte muy importante de la vida política y social del país está dominada por la dinámica electoral. No es novedad. Ya lo estaba desde hace dos años; ahora más.

Aunque para evadir la legislación tengan otro nombre, estamos inmersos en campañas electorales presidenciales y para gobernador en ocho estados y jefe de Gobierno en la Ciudad de México. Y los aspirantes se están pegando con todo. No sólo los de los bloques partidarios antagónicos sino los de un mismo partido. Cada día, el fuego amigo escala más.

Todos los sondeos dan una amplísima ventaja a Claudia Sheinbaum, la candidata de la Cuarta Transformación (4T) –Morena, partidos Verde y del Trabajo y, de pilón Encuentro Solidario–. Es cierto que las encuestas públicas se inclinan en favor de quienes las encargan, pero en este caso hay pocas dudas de que las intenciones de voto y el conocimiento ciudadano se inclinan hacia ella.

Tras una vertiginosa irrupción en la contienda, Xóchitl Gálvez se ha desinflado estrepitosamente. La aspirante del Frente Amplio por México (FAM), integrado por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y el fantasmal de la Revolución Democrática (PRD), con el patrocinio de empresarios como Claudio X. González, ha tenido un traspié tras otro y la comentocracia, que deseaba ver en ella una opción real para frenar a la Cuarta Transformación, no esconde su desilusión ante el pasmo de la antigua vendedora de gelatinas.

Mientras, Movimiento Ciudadano (MC) se niega a subir al barco del FAM, al que ha bautizado como Titanic, por su inevitable naufragio, y mueve su baraja para, como ha hecho a lo largo de su vida, ganar perdiendo. Es así que le deja las puertas abiertas a Marcelo Ebrard para que vaya por la grande, mientras pareciera darle garantías al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, de que podrá conservar la gubernatura del estado para su grupo.

Por ahora, lejos de resolverse, el diferendo entre Ebrard y Sheinbaum escala cada vez más. El ex canciller se embarcó en la formación de una asociación política y denunció que antes del conteo de la encuesta para definir el candidato de la 4T ya se tenían los resultados. Simultáneamente, al menos 40 diputados afines a él podrían intentar modificar el Presupuesto 2024 de San Lázaro.

Qué tan consolidada está la mazorca parlamentaria marcelista es un enigma. Si seguirá a su líder en la apuesta que tome o se desgranará con el paso del tiempo y las presiones del aparato es un enigma. Por lo pronto, son varios legisladores que se bajaron de ese barco para sumarse al claudismo.

Aunque nada es completamente seguro, mientras, todo apunta a que, una vez agotados los trámites dentro de Morena, Marcelo seguirá la ruta de intentar judicializar el proceso dentro del partido. Se abriría así un periodo de incertidumbre que tendría que resolverse en tribunales y la inminente salida de Ebrard.

Desde el descalabro a su propuesta de reformar el Instituto Nacional Electoral (INE), la 4T trazó como su objetivo para 2024 ganar las dos terceras partes de las cámaras de Diputados y Senadores. Si este plan parece cuesta arriba en las actuales circunstancias, sin una efervescencia similar a la vivida en 2018, el que Ebrard rompa con Morena y se convierta en el candidato presidencial por MC la hace muy poco viable.

Como candidato a la Presidencia por MC, Ebrard capitalizaría parte del posible voto a favor del FDN y una franja de los sufragios de las clases medias desencantadas con el actual gobierno (universitarios, artistas, científicos), que no están dispuestos a apoyar a la coalición de Gálvez, pero estarían dispuestos a sumarse a otra opción de corte centrista. Su postulación no pondría en peligro el triunfo de Sheinbaum, pero jalaría un nada despreciable porcentaje de votación hacia el MC, suficiente para descarrilar la intención de contar con la mayoría constitucional.

El pleito dentro de Morena por las candidaturas a las ocho gubernaturas y la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México se ha vuelto cada vez más enconado. La pelea entre los seguidores de Clara Brugada y Omar García Harfuch ha adquirido el tono de un pleito callejero en que todo se vale. La guerra sucia entre ambos bandos ha abierto heridas que serán muy difíciles de sanar. Lo mismo sucede en el resto de las entidades. Por ejemplo, en Chiapas, el senador Eduardo Ramírez, que no fue seleccionado en el grupo inicial, anunció: Voy a estar en la cuarteta y ustedes me van a acompañar.

En la ruta por obtener la mayoría constitucional, con el más absoluto pragmatismo, Sheinbaum le ha abierto las puertas del movimiento a personajes de dudosa reputación política. Ya lo hizo antes con Alfonso Cepeda, dirigente nacional del SNTE, repudiado por cientos de miles de maestros. En Tlapa, Guerrero, opera para ella Marco Antonio García, acusado de ser el autor intelectual del asesinato del dirigente popular Arnulfo Cerón. Entre sus últimas adquisiciones están, en medio de un enorme enfado morenista expresado en las redes sociales, el clavadista Rommel Pacheco, diputado federal panista y aspirante a la presidencia municipal de Mérida, al que los obradoristas etiquetaron como traidor a la patria por votar contra la reforma eléctrica, y el priísta Shamir Fernández.

Temporada de huracanes. Más allá de lo que suceda en el México de arriba, de aquí a junio de 2024 muchas cosas pueden pasar todavía abajo.

Twitter: @lhan55

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