Salud

Pre-Covid-19: CDMX y profesionales de la salud

Gustavo Leal F.*

Sábado 5 de septiembre de 2020

La precariedad laboral en sistemas de salud no es nueva. Hace años afecta a profesionales y población usuaria en centros y hospitales. La falta de personal impacta a la salud poblacional, la calidad de la atención y puede facilitar riesgos de morir (Informe OPS-OMS: Salud Universal (2019).

El extinto Seguro Popular generó que los profesionales no basificados en Sedesa se convirtieran en trabajadores irregulares/precarios. Se integraron a los equipos de salud con contratos temporales de corta duración, alto riesgo de despido, contexto laboral flexible, bajas remuneraciones, carencia de organización colectiva y sin prestaciones de seguridad social: apenas una derechohabiencia –tipo Seguro Popular– al Issste. Esa precariedad fue promovida por Armando Ahued argumentando que las contrataciones por honorarios no tienen derechos. Inexacto: todo trabajador federal dispone derechos/obligaciones y protección por Ley-Issste.

Los profesionales eran tratados casi como esclavos y de segunda. Sus superiores comunicaban: “por tu tipo de contrato: ‘estabilidad laboral’, careces de derechos”. Desconocemos su número exacto: pudieran ser 10 mil: 7 mil 500 de estabilidad laboral en hospitales y 2 mil 500 regularizados en centros de salud. Son más de la mitad de la plantilla en centros y hospitales. Aunque hay extremos graves: en los hospitales de Tláhuac y Ajusco Medio superan 90 por ciento. Se les comisiona para tareas no contempladas en su contratación, modificando sus actividades, siguiendo instrucciones superiores porque responden a necesidades del servicio. Con Ahued hubo represión para los inconformes: los ubicaron en listas negras para sobresupervisarlos, presionarlos, acosarlos y despedirlos.

Comparados con los de base, carecen de pensiones, fondo de ahorro, vivienda, licencia médica y pensión para el retiro, aunque realicen las mismas funciones y enfrenten mismos riesgos y responsabilidades. ¿Qué recibieron los familiares de los trabajadores de estabilidad laboral fallecidos en el hospital Cuajimalpa? ¡un bono y un pago bancario de nómina. No las prestaciones de ley. Hay de estabilidad con 14 años de antigüedad, contratos anticonstitucionales, sin nómina formal y seguridad social.

Durante nueve años no se actualizó el salario. En 2018 se otorgó ligero aumento, insuficiente. Los precarios devengan 80 por ciento menos que las bases (camilleros/administrativos). Para médicos, enfermeras, técnicos, químicos, dentistas y sicólogos es 40 por ciento menor. Ello los obliga a buscar otras opciones mejor pagadas con prestaciones. Los médicos ocupan el primer lugar en deserción laboral, seguidos de enfermeras.

Usuarios y pacientes padecen la falta de personal: largos tiempos de espera, carencia de insumos/materiales/fármacos que pagan de su bolsillo. La deserción impacta en el abandono de pacientes, pérdida de continuidad en tratamientos, posibilidad de ser atendidos, cirugías detenidas, procesos de atención pendientes, incremento de la carga laboral para los que se quedan a cargo del área y especialidades cerradas. Además, los profesionales suelen confrontarse por el exceso de trabajo. Existen, también, casos de acoso laboral y sexual documentados. Todo termina en quejas, demandas e inconformidades.

Debe agregarse la venta de plazas e intervención del sindicato. Con el respaldo de Ahued, atacó y buscó disminuir sus derechos para organizarse y defenderse. Al intentarlo, aparecía la amenaza del despido. ¿Argumento? la Ciudad no contrataba personal que la hubiera demandado.

Los profesionales de Sedesa laboran en incertidumbre. Carecen de comunicación directa con la doctora Scheinbaum, aunque la titular de Sedesa, doctora López Arellano, reconoce que faltan mil 500 trabajadores. El sistema se compone de 30 mil. Todavía no tenemos las plantillas completas, los turnos. De esas mil 500 plazas, 500 son consideradas críticas: médicos especialistas, enfermeras y 500 más, intermedios, sumando 32 mil trabajadores del sistema ambulatorio/hospitalario. La estrategia es, progresivamente, incorporar, recuperar licencias sindicales, permisos ( Reforma, 10/10/19).

La basificación en la CDMX, por comunicación del titular del Insabi, Juan Ferrer, apenas cubre 500 profesionales: 150 médicos y el resto para enfermeras/ químicos/camilleros. La incertidumbre se refuerza porque esas contrataciones no son bases, sino cuasi-bases, toda vez que Pedro Flores, responsable de la Unidad de Administración y Finanzas (Ssa), indica que serían trabajadores regularizados.

La 4T en la CDMX se encuentra ante un gran desafío. Los grandes costos laborales que sobre los profesionales de la salud impuso el modelo neoliberal (Julio Frenk), así como lo complejo que resulta escapar a su pesada herencia, se aprecia claramente en la propuesta de Claudia Scheinbaum –elaborada por su subsecretario de Capital Humano, Sergio López Montesinos– y Sedesa para enfrentarlo: el Programa Galenos de la Salud.

*Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco

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