Columnas‏

Mujeres en la iglesia

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Enero 23 de 2020

La discriminación de las mujeres en algunas iglesias es un hecho conocido y vivido por los creyentes del mundo. Pero desde las últimas décadas del siglo 20, despacio, pero sin pausa las propias mujeres se han encargado de dar vuelta a la hoja, ¡no más ¡

En una ciudad alemana una agrupación de mujeres protestó celebrando la misa afuera del templo, para demostrar que en realidad no están fuera, que la mitad de los católicos, las mujeres, sufren exclusión solo por serlo.

Esta es una cuestión histórica, no siempre ha sido así, como todo lo humano el cambio se impone, cuando se inició el cristianismo las mujeres participaban activamente en las reuniones comunitarias, tenían un liderazgo, lo cual cambió cuando la iglesia se institucionalizó y el cristianismo pasó a ser la religión oficial, sus dirigentes se convirtieron en sacerdotes, entonces los laicos y las mujeres fueron excluíos de las jerarquías.

El asunto viene al caso porque la milenaria discriminación religiosa femenina, lentamente está dando un giro gracias a las decisiones de empoderamiento de las mujeres por parte del Papa Francisco, quien por primera vez nombró a una mujer como subsecretaria de Estado.

La  Dra. Francesca Di Giovanni se encargará de las relaciones de la Santa Sede con las instituciones intergubernamentales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Unión Europea (UE), un sector delicado y exigente, estas son organizaciones fundamentales ya que sancionan las decisiones políticas de los Estados  de las que deriva el bienestar común en el mundo, es por ello que necesita una atención especial, pero según la propia ahora subsecretaria, nunca hubiera pensado ser elegida  para el cargo.

Francesca nació en Palermo, Italia, tiene 66 años, es abogada y ha laborado durante 3 décadas en la Santa Sede, en áreas relacionadas con migrantes y refugiados, derecho internacional humanitario y privado, comunicaciones, situación de la mujer, propiedad intelectual y turismo, por lo que su experiencia en el área es amplia y además de mujer es laica y podría incluso tener autoridad sobre los obispos.

El Papa Francisco tomó una decisión innovadora y expresó que, la mujer es donante y mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de decisiones: “Porque cuando las mujeres pueden transmitir sus dones, el mundo se encuentra más unido y más en paz. Por lo tanto, una conquista para la mujer es una conquista para toda la humanidad” manifestó el Pontífice.

La noticia del nombramiento de Di Giovanni tuvo resonancia mundial en los medios de comunicación. El diario, Osservatore Romano denunciaba que, entre las casi 950 mujeres que trabajan en el Vaticano, muy pocas ocupan puestos de responsabilidad y de alto nivel de gestión y aún ahí, como en la mayoría de las sociedades, las mujeres son vistas, por la mayoría de los hombres, aunque también por otras mujeres, como personas de menor valor intelectual y profesional, siempre disponibles para el servicio, siempre dóciles a los altos mandos, lo cual es humillante y obliga a la jerarquía a promover la autoestima y revalorar la presencia de las mujeres no sólo en el Vaticano, sino  a activar más rápidas modificaciones de las funciones femeninas desde las parroquias y las diócesis.

Hay que romper el muro de desigualdad entre mujeres y hombres en la Iglesia y desarrollar el concepto de reciprocidad para superar la subordinación y promover la corresponsabilidad”, opinaron algunas trabajadoras de la Asociación de Mujeres del Vaticano.

P.D.

Para Belén Casa del Migrante, una cálida felicitación por el merecido Premio de Derechos Humanos otorgado por la Comisión Consultiva de Derechos Humanos de Francia. Además, por atender a Maritza para traer al mundo a Carlos Jhoan. Gracias.

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