Notas ImportantesNuevo León

Respuesta mundial a la brutalidad anticientífica de los malos gobiernos…

 

RAÚL A. RUBIO CANO

Abril 24 de 2017

 

El pasado sábado 22 de abril (Día de la Tierra) los científicos de unas 600 ciudades del planeta tomaron las calles de sus entidades y demandaron el respeto al pensamiento científico, a sus sistemas y verdades y propusieron su utilización en pro de la humanidad y ¡No! de los malignos intereses de unos cuantos para llevar a la destrucción a hombres y naturaleza. El hecho central de esa protesta mundial es la postura del presidente Trump ante la ciencia y fundamentalmente, el recorte en inversión para su desarrollo en materia de salud y medio ambiente. El caso de negar por la administración Trump el Cambio Climático, ha obligado a los científicos de ese país no sólo a firmar cartas, sino hasta salir a las calles como sucedió el pasado sábado en Washington y Nueva York o en el resto del mundo, donde la movilización en la ciudad de México por las principales universidades, centros de investigación y organizaciones académicas nacionales, para abrir la polémica sobre la realidad científica y el desarrollo del país, el cual tiene como presidente a un tipo que no sabe sí ha leído tres libros o terminado carrera alguna, no hablemos de Nuevo León, donde tenemos un gobernador que ilustra su proceder a la luz del “Libro Vaquero”. El mundo despierta ante la brutalidad de políticos y sus titiriteros, que como decían pancartas de la marcha en Washington. “la ciencia tiene principios, Trump no”, otra decía: “No hay señales de vida inteligente en la Casa Blanca”, y otra: “No hay vacunas sobre la estupidez, pero estamos trabajando sobre eso”. Y muchas otras, que instaban a que las políticas del Estado se basen en la ciencia, algo imposible, cuando el interés ya no es ni siquiera el de equilibrar los factores de la producción como indica la Constitución de 1917, sino en que el Estado se ha convertido en una cueva de rufianes indetenibles en su voracidad para usufructuar los dineros del pueblo. Por eso la sociedad capitalista utiliza la ciencia para la explotación del hombre y la naturaleza, y no para eliminar esa explotación; sino todo lo contrario, como se empezó a ver con el desarrollo de la Segunda Revolución Industrial del planeta (recordemos: el paso de la subsunción formal de la ciencia y la tecnología al Capital al paso de la subsunción real a ese valor de cambio sediento de más valor de cambio que es el capital; Ver: Libro Sexto del Capital, C. Marx, siglo XXI, 1971). Así las cosas, sólo una nueva sociedad no capitalista, podrá realmente dar un espacio correcto, humano, a la ciencia y sus productos para defender e impulsar la vida de hombres y Naturaleza ¡Órale! raurubio@gmail.com

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