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El precio de hacer periodismo: charla con Víctor Roura

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SEPTIEMBRE 29, 2016

José Sobrevilla

Unión de Periodistas, septiembre. Este 2016 Víctor Roura cumple 44 años en el ejercicio periodístico cultural. Ese periodo, marcado por engaños y desengaños, le ha dado muchas satisfacciones, pero también tres que cuatro dolores de cabeza. Unomásuno pagaba una miseria. En La Jornada, Carlos Payán pedía solidaridad y terminó volviéndose megamillonario a costa de los trabajadores. El Financiero, al que entregó 25 años de trabajo, le remuneraba 35 mil pesos mensuales; sin embargo, a quienes recién entraron les pagan 70 mil. Su salida de la empresa que fundó Rogelio Cárdenas Sarmiento fue más que humillante, denigrante.

Por un cuarto de siglo de trabajo su liquidación fue de poco más de 300 mil pesos. Con lo que le debían, la cantidad subió apenas a 500 mil. Sin embargo, a Alejandro Ramos Esquivel, actual director de Notimex, a su retiro le pagaron una muy buena cantidad, según le han filtrado los amigos. También le han dicho a Roura: “A ti debieron dar entre 2 y 3 millones de pesos”. En realidad “no me quise pelear, porque quería seguir trabajando”, asegura despreocupado.

En cierta ocasión dijo al gerente del nuevo El Financiero, cuando regateaba la liquidación a que tenía derecho: “Oiga, yo he trabajado aquí muchos años, le he dado mucho a este periódico, ¿no sabe usted quién soy yo? ‘Claro que sé muy bien quién es usted’, respondió. De momento, el director de La Digna Metáfora pensó: ¡Vaya, al fin encontré alguien que reconoce mi trabajo!, pero la respuesta lo dejó helado: “¿Quién es? ¡Usted es un improductivo laboral!”. “Me levanté, cerré la puerta y me fui del periódico para nunca regresar. Páguenme lo que sea, pensé. No me importa”.

En aquella ocasión, Fabrizio Mejía Madrid, a quien Roura ha abierto periodísticamente las puertas en espacios que ha dirigido, porque respeta su trabajo, escribió: ¡Qué bueno que Roura se va, porque es un incongruente… basta ya de sus hipocresías, o algo deprimentemente parecido!

Me dijo Roura: “La verdad, estimado Pepe, no entiendo por qué esas personas que se dicen rebeldes, izquierdistas, honradas, son capaces de expresar comentarios como el anterior, cuando lo único que uno hace es apoyarlos en su trabajo”. Mucha gente pensaba que a su salida de El Financiero le lloverían ofertas, pero no fue así.

“Cuando fui a Reforma, porque soy amigo de René Delgado, quien al ser despedido de Unomasuno yo lo incorporé a El Financiero, único medio que le abrió las puertas, lo primero que me dijo fue: ‘Roura, no olvido que fuiste la única persona que me dio la mano…’ No vengo a eso, mi querido René, vengo solamente porque necesito escribir, le dije. Su rostro cambió. Y ¿qué puedes escribir? Me preguntó. Tú me conoces, sabes quién soy. Pero ¿qué nos puedes dar a cambio? Mi pluma, respondí. No. No puedo darte ninguna expectativa, argumentó. Y nunca la hubo”.

A partir de ahí Roura comprendió que a columnistas como Carmen Aristegui los invitan a escribir, porque, por ejemplo, en su espacio de CNN menciona siempre a Reforma y es publicidad que el periódico de Junco de la Vega no factura. Lo mismo pasa con Lorenzo Meyer y muchos otros.

“Me enteré, comenta Roura, que a Jorge Volpi lo invitaron a escribir, no porque sea el mejor novelista contemporáneo, sino porque como director del Cervantino otorga modestos millones de pesos en publicidad a Reforma. ¿Te das cuenta? las personas sí pueden dar algo a cambio a Reforma, pero Víctor Roura no podía ofrecerles nada: por eso nunca me llamaron.

En la práctica uno va haciendo al medio, con su dignidad, pero a ellos, los empresarios de la comunicación, no les importa. Por eso me sorprendió cuando anunciaron la Ley Contra la Corrupción y se dijera por primera vez que la dignidad, la ética, la honradez serían tomadas en cuenta. ¿Qué antes no se valoraban?, ¿eran ignoradas, saltadas? Muchas veces la dignidad o la ética pueden causarle escozor a mucha gente, señala con desapego.

La denigrada libertad de expresión

Los últimos artículos de Roura, en La Digna Metáfora, señalan que quienes realmente calibran, otorgan y son dadores de la libertad de expresión no son los periodistas, son los empresarios. “Ellos son los que otorgan el dinero para que uno pueda hablar. Si no te otorgan el dinero, uno se queda sin libertad de expresión”.

Año intenso para La Digna Metáfora, lo único que recibió por publicidad del Conaculta fueron cien mil pesos, cuando hace dos años, solamente a Nexos, esta institución le entregó 12 millones de pesos. “Ahora lo que estoy buscando es la estabilidad económica, pero ninguna institución dice tener dinero. Sin embargo, a Televisa el gobierno federal le dio alrededor de mil 400 millones de pesos al año. Con lo que el Conaculta le dio a Nexos, nosotros hubiéramos sobrevivido seis años”. Pero no fue sólo el Conaculta, también reciben de Hacienda, el Poli, la UNAM, Pemex, Gobernación, etcétera, vienen siendo, no sé, más de 50 millones de pesos al año, y tal vez me estoy quedando demasiado corto. Krauze tiene su revista no para hacer periodismo (o es tan corto su espectro periodístico que siempre se queda nombrando a las mismas personas, una prensa de amistades, como Nexos), sino para generar dinero.

Televisa recibe mucho del gobierno porque éste le dice: “Te doy este dinero, pero tú sabes bien lo que tienes que decir”. Los empresarios, el ámbito político, otorgan recursos precisamente para calibrar y exponer la libertad de expresión de acuerdo con sus propios intereses. En La Digna Metáfora, hasta la fecha no hemos pactado ni es nuestra intención pactar para realizar una prensa parcializada.

“Cuando publicamos el reportaje sobre la designación de Nicolás Alvarado a TV UNAM, supe que en la magna casa de estudios dijeron:  ‘¿¡Y todavía Víctor Roura quiere que le demos publicidad!?’. Lo mismo sucede en Televisa, les dan millones de pesos y ningún periodista se sale del cauce internamente establecido. Sucede igual con los periódicos de papel. Allí los jefes de información y redacción son los que dicen: esto no se puede decir”.

Pocas, pero en el país tenemos revistas culturales, pero es distinto a hacer periodismo cultural como el que hace La Digna Metáfora. Si tú entregas un texto a Letras Libres o a Nexos que no convenga a sus intereses, nunca te dirán que no lo publicarán porque juegan a la libertad expresiva. Te dirán: “Lástima que no lo entregaste a tiempo, porque ya cerramos la edición”. Tú dirías: “Bueno, para el siguiente número”.  Ellos responderán: “No. Porque ya estará retrasada la información”.

El año pasado lo único que pudimos generar fue una cifra en torno de los 400 mil pesos de anuncios, pues la mayoría fue otorgada de cortesía (a grandes editoriales, por ejemplo, con la promesa de que pronto recibiríamos ya un acuerdo publicitario, que jamás nos ha llegado); pero ni siquiera alcanzamos el millón. “Ya le debo a mi inversionista un año retrasado. Apenas llevamos medio año, y lo único seguro que tenemos en los números es alrededor de otros 400 mil pesos. Es la verdad, y no tengo por qué ocultarla”.

Un periódico no sólo se hace de ideas

Muy claro, en sus artículos, Roura ha dicho cómo Carmen Aristegui, después de ser expulsada de MVS por el reportaje de la Casa Blanca, ningún empresario ha levantado la mano para patrocinarle un programa; sin embargo, cuando Peña Nieto se vaya seguro aparecerán varios. ¿Qué quiere decir esto? ¡Que los empresarios son quienes delinean la libertad de expresión en el país!

Se dice muchas veces que los periodistas de a pie son los que luchan por esto y no es cierto. Ellos buscan dónde publicar, pero no saben realmente cómo se construye un periódico. “Por eso cuando quisimos hacer históricamente la primera huelga en un periódico, Manuel Becerra Acosta, en Unomasuno, salió enojadísimo a gritar a todos los reporteros: ‘Ustedes no entienden cómo se hace un periódico. ¡No solamente se construye de ideas!’”. Claro que no; había que tener dinero para la nómina y, ¿cómo se consigue la nómina? pactando con el gobierno. No hay de otra; por eso es muy difícil lograr un periodismo verdaderamente democrático y de alto nivel en el país. Si La Jornada no hubiera caído en un periodismo partidista, ya hubiera desaparecido desde hace tiempo, asegura Víctor Roura.

Claro que Carmen Aristegui no se quejó, porque recibió muchos millones de pesos por su despido, mismos que no pueden desdeñarse. Si al mes ganaba un millón 200 mil pesos, más gastos, ¿cuánto dinero no habría recibido de liquidación? Y en México, los periodistas que ganan mucho o son los corruptos o son los que aparecen en la industria mediática, que a veces son los mismos. No hay de otra.

No todos los periodistas están dispuestos a hablar de esto, porque protegen sus intereses. ¿Por qué desapareció la revista Emeequis? ¿Por qué Nacho Rodríguez Reyna nunca explicó en su despedida las razones de su desaparición? Por los intereses ¿Cuánto recibía Nacho de las instituciones de gobierno? ¿Por qué no lo dice el director? Creo que el único director que puede decir estas cosas soy yo. Ni Carmen Lira revela cuánto gana, menos Ealy Ortiz, mucho menos Junco, de Reforma. Los directores se quedan callados, ¿por qué? porque no conviene a sus intereses, porque ellos quieren el dinero, por eso tienen los medios.

“Cuando inicié la aventura de La Digna Metáfora yo pensé que sobreviviríamos al principio, por el prestigio de los que escriben, pero a las instituciones ni a los empresarios, unos ignorantes, les interesa. Lo que sí sé es que a Televisa, que tiene cientos de revistas, aunque tiren cien ejemplares y los exhiban en pantalla, aunque no se vendan, ya está ganando millones de pesos porque los amigos de Azcárraga Jean no pueden negarse a otorgarle publicidad.

“Cierta vez, caminando por el Centro Histórico encontré a un hombre de traje. Pensé: a éste lo conozco, pero no me acordaba quién era”. Pero él sí me detuvo, me dijo: “¡Víctor Roura, sigues igualito!”. Había sido jefe de redacción de la revista Dimensión, de rock, y se firmaba como Lolo. “¡Roura, no puedes seguir igual, tienes que crecer! ¿Cómo?, le respondí. Pues sigues siendo periodista, me dijo. Lolo, es que soy periodista… Yo ya soy asesor de un político”.

Ahí supe que su cargo de jefe de redacción lo utilizó de trampolín, y muchos compañeros también usan el periodismo como eso. Los hay quienes aparecen en televisión y tienen mansiones, cuyos jardines son atravesados por un río. Mi ambición no es esa. Lo que yo quiero es escribir y dar a la gente un espacio para que escriban.

Si te das cuenta, revistas como Letras Libres o Nexos hablan, alaban y “engrandecen” a periodistas incómodos de otros países. De hecho, Ryszard Kapuscinski era un periodista incómodo en su propio país; los hay también en Argentina o en Estados Unidos, y les hacen grandes entrevistas. ¿Y a los que vivimos en México? Somos realmente inexistentes.

“Lo importante de todo esto, tú y mucha gente me conoce: yo ni siquiera estoy enojado. Porque luego mucha gente, si uno publica esto, dice: ‘Roura está enojadísimo, es un resentido social’. Porque es más fácil descatalogar que confrontar”.

Ya ni decir de los más de 500 mil pesos que Roura debió pagar, vendiendo gran parte de su biblioteca (colección de toda su vida), por el adeudo que le dejara un “falso” inversionista que lo animó a crear el periódico De Largo Aliento durante 2014, abandonándolo luego con esa desmesurada cifra y todavía bajo amenazas.

Hacer periodismo en México…

*Tomado de la Unión de Periodistas

 

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