¿Universalidad en pensión y seguro de desempleo?
Gustavo Leal F.*
Sábado 30 de agosto de 2014
Pretextando liberar el potencial de la economía mexicana con el argumento de transformar al país haciéndolo crecer y moviéndolo con las reformas que el país necesita, Enrique Peña Nieto oferta al mundo global un México salarial barato, ambientalmente desregulado y que raciona el derecho a la salud con paquetes de intervenciones mínimas.
Para ello se activó, primero, la reforma laboral (noviembre 2012) que, con nuevos tipos de contratación y subcontratación legal (outsourcing), afecta severamente las posibilidades de alcanzar seguridad social, especialmente para los jóvenes.
Sustituyendo la seguridad social integral por la protección social mínima, el secretario Alfonso Navarrete Prida suscribió con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en junio de 2013, un convenio para promover la aplicación de pisos de protección social básica, el primero en América Latina. Después presentó, desde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, su poco exitoso programa de formalización.
El cuadro de los desafíos laborales y de la seguridad social implícitos en la iniciativa de reforma fiscal presentada por Peña Nieto (septiembre 2013), así como su pobre enriquecimiento parlamentario, es vasto.
- La aprobación de cambios constitucionales (en la Cámara de Diputados) para imponer una pensión no universal que otorgue, a partir de 2014, mil 92 pesos a adultos mayores (65 años) ¡en el año 2026! que carezcan de seguridad social y con ingresos mensuales menores a 15 salarios mínimos.
- Una simulación de seguro de desempleo no universal parchado a la ley IMSS: sólo para los trabajadores del apartado A, aún sin base de financiamiento definida y que el Senado espera que la SHCP precise. El propio director de la OIT, Guy Ryder, sugiere que sea sometido a debate público.
Por su parte, la reforma energética contempla que del rendimiento generado por las inversiones del Fondo Mexicano del Petróleo se utilizará hasta 10 por ciento para el pago de las pensiones universales.
- Un nuevo esquema de comisiones para las Afore ajustado al rendimiento, acompañado de un programa emergente para la regularización e incorporación del régimen de pequeños contribuyentes, buscando incentivar su formalización, así como ajustes en materia de la deducibilidad y gravámenes sobre prestaciones laborales.
- Las modificaciones a la Ley General de Salud ( DOF, 4/6/14) para recentralizar autoritariamente los recursos del Seguro Popular, sin ajustar de fondo sus fallas estructurales de diseño, rompiendo el anhelo federalista y sin extraer las lecciones de la fallida descentralización sanitaria de Soberón en los 80, De la Fuente-Narro en los 90 y Frenk (con el Seguro Popular) entre 2000-2006.
- Según el subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, en 2014 habrá una propuesta de reforma en el sistema de salud, a fin de revisar la relación entre el IMSS, el Issste y el Seguro Popular.
- En noviembre 2013, Peña presentó su Estrategia Digital Nacional, que en el capítulo Salud universal y efectiva prevé una política integral aprovechando las oportunidades que brindan las tecnologías de la información y comunicación con dos prioridades: aumentar cobertura, acceso efectivo y calidad de los servicios, así como usar más eficientemente la infraestructura instalada y recursos. En suma: convergencia, padrón general, intercambio de servicios de información entre las instituciones, expediente clínico electrónico, certificado electrónico de nacimiento, cartilla electrónica de vacunación, telesalud y telemedicina, tal como acordó el Pacto por México (compromiso uno).
- En diciembre se presentó el Programa Sectorial de Salud, que incluye seis estrategias para avanzar en la construcción de un Sistema Nacional de Salud Universal bajo la rectoría de la Ssa.
Pero la verdadera política social electorera de Peña, la cruzada nacional contra el hambre, empezó pronto a capitalizar el encuadre reformista de pisos mínimos de protección.
Presentado como una decisión presidencial que está moviendo a México, se publicitó el seguro de vida para jefas de familia: Hacemos latir el corazón de las mujeres de nuestro país ( Reforma, 25/11/13). Una promesa de campaña desligada inicialmente de la propuesta mínima de seguridad social universal, que, administrado por la Sedeso, pasó de un fondo de 400 millones de pesos en 2013, a mil 15 millones en 2014.
Exactamente lo mismo ocurrió con la publicidad del Programa 65 y Más y la pensión universal, nuevamente a cargo temporal de la Sedeso, mientras el IMSS la asume integralmente: Apoyamos económicamente a nuestros adultos mayores. Otra decisión presidencial que está moviendo a México (Reforma, 29/11/13), con recursos que pasaron de 27 mil millones de pesos en 2013, a 42 mil 225 millones en 2014.
Como sostiene el priísta César Camacho: Aprovecharemos legalmente los programas sociales en beneficio de todas las familias ( Reforma, 17/2/14).
Curiosa y paradójica universalidad. Aunque Ryder insiste en que la OIT defiende la idea de piso de protección mínima para todos, independientemente de su estatus en el mercado de trabajo y si México comparte esta ambición, hay un desafío del que no puede escapar, y es que para tener sistemas de protección social sostenibles hay que identificar las fuentes de financiación, con la protección social mínima que contempla la universalidad de Peña y sus promotores (Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Funsalud, Banorte-AMIS, Pricewaterhousecoopers), la inserción mexicana en globalización se dará a costa del mundo del trabajo, degradación ambiental acelerada y racionamiento tecnocrático del derecho a la salud.
Para decirlo nuevamente con el priísta César Camacho: Con las reformas está la ruta de generar un México mucho más atractivo, de puertas más abiertas para el mundo. ¿En beneficio de quién?
Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco