Haiga sido como haiga sido
Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
El resultado electoral del domingo pasado no pudo ser mejor para el partido octogenario de Coahuila, su gozo es completo y ya se preparan para el “carro completo” en los comicios de 2015.
En el ámbito nacional los analistas consideraron la elección de Coahuila, como una involución y un escándalo y se refirieron a Rubén Moreira como el hombre de Cro-Magnon, por eso es muy acertada su publicidad del gran dinosaurio que representa su gobierno.
Rubén Moreira continuará y terminará su sexenio con un congreso de corderos. Lo dijo Chema Fraustro, cuando salieron el domingo a hacer público su triunfo: “ganamos gracias al trabajo del gobernador” y ahí comenzó la reverencia, la veneración hacia el que es su jefe, pero lo más fuerte es que Chema como líder del Congreso asegura la continuidad de la manipulación y del engaño legislativo.
El PRI ganó todo con un juego sucio que incorpora las negras prácticas de la compra del voto, la entrega condicionada de despensas, acarreos, presiones inconfesable en una “democracia”; las liderezas accionaron a todo vapor coaccionado el voto, el proceso de votación incorporó el agiotaje con los fondos públicos, el lucro con la marginación y la pobreza de la gente humillando y ofendiendo su dignidad, se manifestó la inmoralidad sin máscaras, en fin la mercantilización desvergonzada de los comicios, se manifestaron las patologías políticas electorales en todo su apogeo.
La elección tuvo sus peculiaridades: El abstencionismo activo, con el voto nulo los electores cumplieron con su deber ciudadano y también expresaron su rechazo a las opciones de partidos, candidatos o programas que se ofrecían en la elección, un 3.6 por ciento de ciudadanos sufragaron anulando el voto, con lo cual superaron a los partidos morralla que pretendieron servir de comparsa al tricolor; el abstencionismo de un 60 por ciento de los electores no fue sorpresa, la indiferencia hacia quienes son y seguirán siendo los verdugos del pueblo es trágica y esa atribución la ejercerá sin obstáculos la sexagésima legislatura porque favorecerá sin ambages la impunidad.
Seguramente muchos de los electores, al sufragar en contra del tricolor lo hicieron con la esperanza de que la megadeuda se investigue y se castigue a los culpables porque gracias a ella las finanzas estatales están en quiebra y la Secretarías de Salud y la de Infraestructura han visto reducidos sus presupuestos en un 73 por ciento desde 2011, convirtiéndolas en instancias inoperantes.
Coahuila paga cada año más de 2,500 millones de servicio a la deuda, desde 2011 se han pagado casi ocho mil millones, y la deuda apenas se ha reducido ochocientos millones de pesos; con la nueva legislatura ya no pasará nada con la megadeuda; ya no habrá culpables, sanciones, cuentas confiscadas, porque Rubén tendrá en sus manos el binomio perfecto de impunidad: un congreso dominado y un auditor superior del estado sometido a sus órdenes.
Rubén Moreira se siente en el paraíso, porque en su edén contará con una mayoría legislativa sobre representada que le dará la tranquilidad de que le aprobarán lo que desee, le aceptarán sus créditos adicionales para endeudar más a Coahuila, sus leyes de hacienda con los impuestos más altos del país.
Y los ciudadanos tendremos un congreso sin legitimidad, electo por menos del 40 por ciento del electorado de manera que los diputados elegidos, nunca podrán decir que representan a la mayoría de los coahuilenses, porque no es verdad; y si la mayoría coahuilense no está representada en su congreso, ¿entonces para quiénes van a legislar los futuros diputados? Para el PRI y sus intereses.
Es lamentable que se permita que Rubén Moreira y David Aguillón su operador, con sus comparsas en los partidos morralla y el IEPC hayan arrojado a una fosa clandestina la credibilidad electoral, pero así estamos, la tragedia es que permitimos un triunfo del PRI haiga sido como haiga sido.