La Constitución deformada
Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Febrero 5 de 2014
¿Por qué me pides que le llame río?
cuando no tiene agua.
¿Por qué me pides que
le llame democracia?
cuando el pueblo
no es el que gobierna.
Congreso Popular.
Hoy conmemoramos el aniversario 97 de la Constitución de 1917 que fue, en su momento la más avanzada del mundo capitalista y que a través del tiempo ha sido reformada y mutilada; fue una Constitución de avanzada porque incorporó los derechos colectivos, el derecho a la educación, los laborales, el de la salud y la vivienda, el sufragio efectivo, no reelección y el derecho a la tierra, así como los derechos individuales que recientemente han sido incorporados a los derechos humanos.
La Constitución de 1917 representó un resumen extraordinario de la doctrina constitucional más avanzada de su tiempo que se entrelazó con la historia nacional de las grandes gestas populares. Pero a la fecha no es ninguna novedad expresar que nuestra carta Magna ha sido manipulada y desfigurada, de forma tal que ahora ya no existe, murió para dar vida a una Constitución a modo de los intereses del grupo neoliberal gobernante desde hace 30 años.
Según los recuentos de los expertos, a casi 100 años de su promulgación, esa Constitución ha sufrido más de 530 modificaciones de manera que ya no es un instrumento de cohesión social, menos aún si se piensa en la ausencia culturalmente arraigada del Estado de derecho. De manera que es pertinente preguntar ¿hay algo que celebrar en este día?
El 2013 fue un año de reformas constitucionales y éstas significaron una cirugía mayor a lo que quedaba de nuestra carta Magna de manera que ahora sí ya es otra.
Lo más probable es que al gobierno neoliberal de Enrique Peña Nieto y a todos los gobernadores del PRI no les importe celebrar este aniversario como si nada hubiera cambiado, como si todo siguiera igual y se lancen a rememorar este acontecimiento evocando a los constitucionalistas para solemnizar la efeméride sin explicar por qué se cambió de régimen.
Se ajustó el régimen político-electoral, lo que implicó la desaparición del IFE y su sustitución por el Instituto Nacional Electoral, se reformó la ley de educación, la del sector energético, el administrativo, el fiscal, el hacendario, el financiero, el laboral y el de las telecomunicaciones y no fueron modificaciones menores, se transformó la esencia ya que todas son materias que inciden en áreas fundamentales de la realidad social, la economía y en la política, pero además, se menguó al federalismo, retornando al centralismo presidencialista y del partido hegemónico.
Ante estos cambios multidimensionales que afectan profundamente al pueblo mexicano de manera negativa, un amplio grupo de intelectuales han convocado a la celebración de un Congreso Popular este 5 de febrero para llamar a la población a la resistencia civil pacífica a fin de revocar las reformas impulsadas por el gobierno federal, en particular la energética.
En la convocatoria al Congreso Popular se inscribieron 2,652 personas que serán los representantes populares y se realizará hoy en el Monumento a la Revolución.
Los convocantes expresan que, “La clase política ha traicionado al pueblo. Se violan cotidianamente los derechos enarbolados por la Constitución de 1917. La mal llamada “transición democrática” no cumplió con el mandato ciudadano para acabar con la corrupción, la violencia, la pobreza, la mentira y el abuso de poder de oligarcas apátridas y avariciosos. Los representantes populares no representan al pueblo de México. Las instituciones no aseguran el respeto a la ley. Los gobiernos no miran por el bien común y se encuentran coludidos con los más abyectos intereses. Los medios de comunicación hegemónicos ocultan, desinforman e incomunican a los ciudadanos… La avalancha de reformas antipopulares en materia energética, educativa, política, financiera, fiscal y laboral evidencian la esterilidad de las instituciones realmente existentes”.
En este aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 la voz ciudadana se manifestará en el Congreso Popular para repudiar, organizarse y proceder contra los excesos de la oligarquía gobernante y sus reformas.