Archivo 2005

Felipe Medina, alcalde de Matamoros, Coahuila, se cree intocable

Juan Monrreal López 
Diciembre-2-2005

El 27 de junio del 2005, la Comisión de la Contaduría mayor de hacienda del Congreso de Coahuila, emitió un punto de acuerdo para que el pleno de la LVI Legislatura del estado, analizara la cuenta pública del municipio de Matamoros, correspondiente al año 2003. La misma está llena de irregularidades. La rapiña ejecutada por Felipe Medina, alcanzó alrededor de 14 millones de pesos.

La Comisión , sometió el encargo a consideración de todos los diputados de Coahuila, con fundamento en la Constitución del estado, Ley orgánica del congreso, el Código Financiero para los municipios de Coahuila, así como la Ley de responsabilidades de los servidores públicos; y votaron para fincar responsabilidades judiciales al alcalde y quien resulte responsable.

Han transcurridos cinco meses a partir del dictamen; sin embargo, las actuaciones de los congresistas, como de la Procuraduría general de justicia del estado (PGJE), dejan entrever, que conducir a miembros del poder gubernativo ante el Ministerio público, es derecho social arrebatado: en la medida que la estructura de privilegios domina aun nuestra vida pública; incluidos los llamados aparatos de justicia. Las leyes siguen supeditadas a la política. Al Kratos, no al Demos, pues.

En el caso concreto de Matamoros, sólo falta que la averiguación previa se integre mal. Que el propósito se acomode a que Felipe Medina evada la aplicación de la Ley. No sería extraño. El carácter de castas avasalla nuestro marco jurídico.

Matamoros, Coahuila.- A treinta días de entregar la administración municipal, el alcalde de esta ciudad, Felipe Medina Cervantes, sigue considerándose intocable por la Ley. Los más de 14 millones de pesos, manipulados ilícitamente, no le quitan el sueño.

Medina Cervantes, se encaramó a la presidencia, con el apoyo del exsecretario de gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero. La alcaldía fue la gratificación por los servicios prestados en la precampaña electoral priísta hace 7 años.

El hoy indiciado, enfrentó el poder de Jesús Contreras Pacheco, cacique matamorense ligado a Rogelio Montemayor. La consigna era diezmarlo: apoyaba a Jesús “Chuy” María Ramón Valdés -hoy coordinador de la diputación federal coahuilense- entonces empeñado en ser el candidato a la gubernatura por el PRI.

Según ha dicho Felipe Medina, la alianza con Martínez y Martínez y Raúl Sifuentes, se ató por la ruta de las entregas de dinero para toda la campaña de gobernador.

También coordinó junto con Fernando Castañeda Limones, actualmente diputado local, los comités de apoyo a Enrique Martínez.

Por cualquier medio, Medina Cervantes, vinculó su suerte a los nuevos funcionarios martinistas. Incluso con la violencia. Nadie olvida los actos porrriles armados en el registro del candidato a diputado local y a su propia matrícula como aspirante a la alcaldía el año 2003.

El asunto era acabar al grupo de Contreras Pacheco. Perseguirlo sin más. Sobre todo, porque aliado al partido estatal Unidad Democrática de Coahuila (UDC), dirigido por Lenin Pérez, opusieron férrea resistencia a la candidatura de Medina. Además, Jesús Contreras, abrió la boca para denunciar abiertamente que Raúl Sifuentes era narcotraficante, pidiendo que la PGR lo investigara.

Donde quedó el dinero

Asumida la presidencia, Medina siempre alardeó de la excelente relación con Raúl Sifuentes e incluso con el propio Martínez. Incesante reiteraba “mi gobernador me quiere mucho” según frecuentaba el estribillo, incluso sin venir al caso.

Prepotente; de manera inmediata colocó a su hermano Javier en la dirección de egresos del Ayuntamiento; convirtiéndolo de hecho en administrador municipal.

Instalado por encima del tesorero Alfonso Figueroa Bautista, desde allí, Javier Medina extendió permisos para todo, incluso entregas de dinero sin respaldo alguno. Nada le importó que las facultades inherentes a la dirección que ejercía no atañeran con las disposiciones que usurpaba.

Entonces, el hermano menor de Felipe, hizo y deshizo las mínimas reglas del orden contable. Ni que decir del orden jurídico con el que deben manejarse los dineros públicos

Con las manos sueltas, Javier Medina, cobijó con estipendio público a otros familierares, incluidos sus sobrinos e hijo, y por supuesto, al grupo de aviadores priístas que fueron expulsados de la nómina municipal de Torreón, cuando perdieron la alcaldía.

Según los propios triocolores, la campaña para diputado federal de Eduardo Olmos Castro, en el año 2003, fue cubierta en grande con dinero de este municipio. Además el propio Felipe lo revelaba con la muletilla, “son instrucciones de mi jefe Raúl Sifuentes”, sin nunca imaginar que el entonces todopoderoso secretario de gobierno, caería en desgracia política.

Las grandes tómbolas con carácter proselitista que Medina organizó en los distintos puntos de la geografía municipal, son recordadas con nostalgia por los coordinadores de los seccionales priístas.

Refrigeradores, radio grabadoras, televisores, walkman, ventiladores, licuadoras, planchas; que decir de las despensas que se repartían en abundancia con tal de encaramar en la curul federal a Olmos Castro y al suplente Raúl Onofre.

También realizaron, compra de credenciales; entregas de dinero para las copias del registro de cédulas de elector; pagos a los mapaches electorales desplazados de Torreón, entrega de fardos de vales gasolina para visitar a los ejidos; en fin, una verdadera orgía de recursos públicos tirados, con tal de posicionar al grupo de Raúl Sifuentes, al que Olmos Castro debe casi todo.

Los videos tomados en los eventos proselitistas lo dicen todo. Como las carrozas llenas de despensas, usadas para burlar a la vigilancia de los otros partidos.

Pero eso no es todo. En esta ciudad, nadie ignora las fastuosas remodelaciones de las casas de los Medina Cervantes. Los autos de lujo adquiridos por la familia – por ejemplo los BMW – como tampoco los avances de construcción que tuvo el centro recreativo de Felipe; mismos que quiere justificar con los ingresos generados por su policlínica.

En este momento, los mismos tricolores dicen que Medina Cervantes quiso negociar los faltantes con la explicación de haberlos utilizado en la campaña de Eduardo Olmos Castro, hoy Secretario de obras publicas en el gobierno de Humberto Moreira.

Por cierto, el suplente de Olmos Castro, en la diputación federal es Raúl Onofre Contreras, presidente municipal electo, quien asumirá funciones el 1 de enero de 2006. De manera, que la circunscripción federal V, quedará sin representante. ¿Importa el voto ciudadano, entonces? ¿Por qué no obligar que Olmos retorne al Palacio de San Lázaro?

El caso es que los sifuentistas, en un remedo de salinismo estatal, estaban preparados para gobernar Coahuila, cuando menos por 18 años. Bueno, eso decían ellos.

Por eso, a Medina Cervantes, poco le interesaron las formas políticas y administrativas. De hecho, el síndrome de la desvergüenza pública, permeaba naturalita desde la gubernatura.

Si Martínez y Martínez, el secretario de gobierno y demás secretarios, manipulaban negocios desde el poder; Medina pensó que él también podía hacerlo. Como fue.

Los puntos de acuerdo del Congreso 
Tajante; el punto de acuerdo primero, resuelto el 27 de junio del presente año, por la LVI Legislatura de Coahuila, dicta desde la letra inicial que, “No se aprueban las cuentas públicas del primero, segundo, tercero y cuarto trimestres del 2003…en virtud de los resultados de la revisión contable y financiera realizada a la documentación aportada por la administración municipal de Matamoros, Coahuila”.

Y de allí en adelante el Congreso desglosa 14 incisos que demuestran la manera en que Medina manoseó al antojo el dinero público.

Las faltas administrativas, incluyen casi todos los rubros del presupuesto de egresos, pero también de los ingresos.

La anomalías abarcan, ingresos no depositados, nóminas sin firma, insuficiencia de comprobación de gastos, eventos no justificados, consumos sin autorización, proveedores con lazos consanguíneos, gastos de combustibles sin bitácoras, facturas de publicidad alteradas, gasto excesivo en telefonía celular, transferencia de recursos al sistema paramunicipal de aguas; inexistencia de comprobantes de beneficiarios, observaciones a las cuentas del DIF, refacciones y mantenimiento de vehículos sin comprobar. Un verdadero despiporre administrativo. Una bacanal contra la Ley.

Medina Cervantes, siempre dudó que las alteraciones fueran revisadas. Que jamás sería llamado a cuentas. Al fin y al cabo, estaban preparados para dominar tres periodos gubernamentales. Sólo que la llamada burbuja política de Sifuentes Guerrero, reventó.

Las 13 observaciones de la LVI Legislatura

El punto de la materia de acuerdo dice que los manejos fuera de la Ley alcanzan, sólo en esta acta, los 10 millones 332 mil 608 pesos, arrojados por la revisión contable y financiera de la propia documentación aportada por el Ayuntamiento. Por ello, se desprendieron trece observaciones.

Para “cuadrar” los ingresos no depositados , el municipio extendió cheques a favor de proveedores que posteriormente fueron depositados en cuentas del propio Ayuntamiento por el orden de 691 mil 988 pesos. Además, fueron encontrados cheques depositados a las cuentas de la alcaldía que no tienen ningún vínculo con la presidencia por la cantidad de 509 mil 355 pesos, pretendiendo justificar de esta forma los ingresos no depositados.

También se encontraron recibos de nómina sin firma de recibido por empleado alguno durante los cuatro trimestres del 2003, por la suma de 1 millón 33 mil 281 pesos.

Insuficiente comprobación de gastos por conceptos de energía eléctrica, papelería, consumos, medicamentos, asesorías; tarjetas de telefonía celular, así como materiales para diversos eventos, por un total de 925 mil 139 pesos.

Del mismo modo a través de eventos no justificados , se saquearon 272 mil 909 pesos. Como comprobantes se entregaron copias fotostáticas, pero faltaron las solicitudes de los interesados. En la procacidad la suma de dinero se quiso justificar con fotografías.

No se encontraron las evidencias del destino de materiales de construcción y material eléctrico por la cantidad de 1 millón 77 mil 436 pesos.

Se gastaron 728 mil 513 pesos en consumos sin autorización .

Igualmente se encontraron consumos a proveedores con lazos consanguíneos por 300 mil 394 pesos.

En los gastos por combustible , las irregularidades se detectan a vistas. No existen bitácoras de consumo, no se hallan los vales correspondientes, pero además algunas facturas muestran irregularidades por lo que el quebranto es de 723 mil 875 pesos.

En publicidad fueron encontradas faltas de contratos o convenios, pero también facturas alteradas, por el total de 644 mil 839 pesos.

La telefonía celular no escapó de los manejos desaseados. Son 361 mil 964 pesos mal empleados. Hubo consumos excesivos de tarjetas y de servicios convenidos, además de que los gastos practicados no están permitidos.

Sin solicitud se entregaron ilegalmente al Sistema municipal de aguas y saneamiento 283 mil 403 pesos, mismos que no se han reintegrado al municipio.

Por apoyos , se desviaron 2 millones 183 mil 46 pesos, pues no existen comprobantes de recursos recibidos por los beneficiarios. Por si fuera poco, no existen las solicitudes, ni identificaciones, junto con esto, existe inconsistencia en las firmas de los supuestos beneficiarios.
El DIF no escapo de la ratería. Hay observaciones por engaño de comprobación de 423 mil 178 pesos.

Por último, en refacciones y mantenimiento de vehículos fueron detectados que las unidades del municipio no recibieron los servicios e incluso, se dio a coches particulares. El quebranto alcanzó 173 mil 288 pesos.

Por eso, la rapacidad se eleva, sólo durante el año 2003, en alrededor de 14 millones de pesos, sumando otros rubros no contemplados en esta acta del Congreso.

Faltan revisar los años 2004 y 2005, este último, con un largo periodo de efervescencia electoral. Trayecto en que la llamada burbuja de Raúl Sifuentes, quiso imponer la quimera llamada “monstruo verde”, no sólo por el color que adoptaron, sino por la gran cantidad de dólares que inyectaron a las pretensiones de apoderarse de la gubernatura. Y allí, Felipe Medina tuvo que ver.

Las acusaciones no prosperarán: Felipe Medina

Saludador, confiado; Medina Cervantes, estuvo activo este primero de diciembre en la toma de posesión del nuevo gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. Públicamente sostiene que la Contaduría del Congreso coahuilense, no avala los señalamientos en su contra, a pesar de existir una denuncia penal en contra, fincada la PGJE , el 14 de octubre pasado por Ricardo Álvarez García. Los cargos son; presunto peculado y simulación de actos jurídicos y judiciales.

En corto, dice haber negociado con el nuevo gobierno el desfalco del dinero público por más de tres millones de pesos. Que la denuncia no prosperará. “Lalo Olmos, ya negoció eso” dice refiriéndose al malversación cometida y a lo que el llama “simples faltas administrativas”.

Quizá Medina no escuchó las palabras subrayadas por Humberto Moreira en la toma de posesión gubernamental, “en Coahuila, los delincuentes estarán en las cárceles o fuera de Coahuila”. Habrá que ver.

Mostrar más
Back to top button