Durango

Director de la revista Demócrata Norte de México levantado por “encargo” de un regidor

Mario Calderón Cigarroa

El periodista Juan Monrreal López, fue paseado y encarcelado por “hablar mal del alcalde” de Gómez Palacio, Mario Calderón Cigarroa

*Una semana antes, Monrreal señaló en el canal 2 de televisión de Torreón, un millonario desvío de recursos en el ayuntamiento gómezpalatino

Juan Monrreal López
Septiembre 19 de 2009
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Gómez Palacio, Durango.- “Eres el encargo del regidor Carlos Sonora, fuiste señalado por hablar mal del alcalde”, dijo un sujeto sin uniforme policiaco y sin identificación, al periodista Juan Monrreal López. La privación ilegal de la libertad mediante la violencia física y verbal se dio como a las 9 y media de la noche del 15 de septiembre sobre el Bulevar Margarita García de Guerrero Mier, casi esquina con Calzada Denebola, a unos metros del llamado periférico de la muerte. Con esto, la farsa de la inculpación hecha por una “señora” por cometer una falta administrativa, “por miar (sic) en la calle”, se derrumbó.
En sentido contrario, sin luces, con torreta apagada, la camioneta de los supuestos agentes policiacos se frenó justo atrás del vehículo del reportero, que se mantenía parado en la puerta del automóvil abierto, con las llaves puestas y el auto en ignición.
Cobarde, pistola en mano, el supuesto agente negó identificarse y casi de inmediato su acompañante colocó con alevosía las esposas al reportero, soltó: “no la hagas de pedo”, porque este es “un encargo del regidor Carlos Sonora, por hablar mal del alcalde Mario Calderón Cigarroa”.
“Súbete cabrón” -a la caja de la camioneta-, ordenó el aparente policía mientras guardaba su pistola en la funda.
El informador les increpó que se estaba violando la ley y exigió se identificaran.
Pero en vez de mostrar la credencial que los acreditara como policías, uno de los sujetos se envalentonó: “te subes o te subimos”. El reportero respondió: “conmigo no van a batallar”, y procedió a montarse en la caja trasera del vehículo.
Sin luces, desenfrenados, los policías arrancaron por la Calzada Denebola, pasearon al periodista por poco más de media hora, en ese tiempo se develó el verdadero motivo del levantón.
Sentado en la parte trasera de la camioneta, el reportero observaba al supuesto agente, quien se mantenía de pie en actitud amenazante, apergollado de un tubo transversal. Autoritario sin fin, insultaba sin cesar al corresponsal repitiendo una y otra vez: “a ver si sigues hablando mal del alcalde, puto. No sabes lo que te espera, güey. Ya te chingaste”. “No te vamos a soltar”. Y mientras insultaba, parecía disfrutar con las fintas de patear al periodista tendido y esposado en el piso de la camioneta.
“Muy macho en la tele cabrón: ¡di algo hijo de tu puta madre!”, repetía el supuesto policía al periodista, quien todavía le replicó “que el alcalde efectivamente desviaba recursos públicos y que existían elementos para probarlo”.
Luego pasaron muchos minutos en los que la camioneta recorría las devastadas y oscuras calles de la ciudad, quizá a más de 100 kilómetros por hora, frenando de manera repentina con la intención de que el reportero se golpeara, pues iba indefenso y esposado.
“A ver hijo de tu puta madre, habla. A lo mejor ya no sales. A lo mejor ya no apareces”, maldecía el hipotético vigilante con sonrisa maligna de vez en vez a través de la ventana.
Juan Monrreal López pudo echar mano de su celular, del que marcó rápidamente a su compañero de trabajo en el Canal 2, Salvador López Ramos, quien le preguntó donde se encontraba. Monrreal López le respondió que lo andaban paseando, pero que de cualquier manera se trasladara al módulo de detención ubicado sobre la Avenida Hidalgo.
Pasadas las 10 de la noche la supuesta patrulla se estacionó a las afueras del edificio donde se remite a los detenidos por faltas administrativas. “Bájate, puto”, le dijo con sorna el aparente guardia. Tocó la puerta de acceso, y sus primeras palabras fueron: “aquí está el encargo del regidor Carlos Sonora”, procediendo a retirar las esposas.
El procedimiento de registro del levantado, no fue el común. De hecho, no existe en los libros anotación alguna.
El alcaide, de apellido Ornelas, preguntó al levantado su nombre. Este dijo llamarse Juan Monrreal López, inmediatamente el alcaide le exigió su dirección particular.
“Dame tu cinto y sácate lo que traes en las bolsas”, exigió altanero Ornelas.
El periodista entregó su cartera junto con sus tarjetas personales, que no fueron inventariadas. Una suma de 2 mil 900 pesos, en 4 billetes de 500 pesos y 900 pesos en billetes de 200, 100 y 50 pesos; además de 11 dólares. A la postre, los guardias del módulo, sólo le devolvieron mil 900 pesos. También le entregaron las llaves de su domicilio particular.
Luego el alcaide Ornelas ordenó que el corresponsal se despojara del cinturón y lo amenazó: “hay la orden de que no aparezcas”. El periodista respondió: “vamos a ver”.
Cuando el reportero era trasladado a las celdas, el alcaide Ornelas le gritó imperativo: “quítate las cintas de los zapatos”.
El periodista alegó: “crees que me voy ahorcar”. “Puede ser”, respondió el guardián de la cárcel, volteando a ver a su asistente, un mujer policía.
Tiempo después apareció el periodista Salvador López Ramos acompañado por varios reporteros que cubren la ciudad de Gómez Palacio. Ornelas les dijo al grano que había la orden de no soltar a Monrreal López porque “hablaba muy mal del alcalde”, y, ante el grupo de reporteros, escupió que era un encargo del regidor priista Carlos Sonora Martínez.
Con la presión del grupo de reporteros que exigía la liberación del “levantado”, a Ornelas sólo le quedó pedir que se pagase una multa. Juan Monrreal se negó, “no hice nada, no tengo porque pagar, además de que se me amenazó” dijo desde atrás de la barandilla de detenidos.
Por fin, pasadas las diez y media de la noche, Juan Monrreal, director de la revista Demócrata Norte de México, miembro del equipo de conductores de los programas de análisis del Canal 2 de televisión, parte de la plantilla y asesor de la revista Imagen Médica, editada en México D.F., colaborador de distintos medios de la ciudades de México, Saltillo, Coahuila, y la ciudad de Durango y La Laguna, salió del módulo de detención, pese a existir “la orden de que no saliera” del levantón.
Después, acompañado por los reporteros y algunos amigos, el periodista se trasladó al lugar donde fue levantado, encontrando su coche abierto y con las llaves puestas.
El día siguiente, 16 de septiembre, Juan Monrreal recibió una llamada a su teléfono celular de parte del regidor priista Carlos Sonora Martínez, quien le dijo “nada tengo que ver con el levantón” y agregó que “que recién se había enterado del suceso en el desayuno que les había ofrecido Mario Calderón Cigarroa, para conmemorar la Independencia de México”.
El reportero le respondió que se fincarían responsabilidades penales por los hechos, a lo que Sonora Martínez le aseguró: “me quieren enmierdar, hay muchas cosas turbias en la presidencia”.
Cuando el equipo de la revista Demócrata Norte de México, junto con los miembros de la plantilla del Canal 2 Torreón de Televisión y otros reporteros solidarios quisieron conseguir los nombres de los supuestos policías que levantaron al periodista Monrreal López, encontraron que no existe un parte policiaco del suceso, además de que burócratas de la policía bajo el mando de Roberto Torres Salinas negaron los nombres de los supuestos agentes agresores.
Una funcionaria de la presidencia municipal que por el momento pidió guardar el anonimato, confesó a este medio y al Canal 2 Torreón, que el 15 de septiembre, entre las 10 y 11 de la noche, hubo cierto desconcierto entre algunos oficiales policiacos, entre ellos, el director Roberto Torres, quien se perdió de su escolta durante media hora, cuando por norma deben permanecer en parejas como sistema de autoprotección, por lo que recibió una reprimenda.
Periodistas de Demócrata Norte de México y el Canal 2 de Televisión, quisieron pedirle al secretario de Seguridad Pública de Gómez Palacio, Víctor Hugo Cordero, los nombres de los agentes, pero tampoco respondió.
En lo que va del año, han sido asesinados dos periodistas en el estado de Durango. El pasado 3 de mayo, Día Internacional de la Libertad de Prensa, el periodista del periódico El Tiempo de Durango, Carlos Ortega Melo Samper, fue ultimado a tiros en la cabeza por realizar una investigación de las condiciones de higiene del rastro municipal y por haber señalado que el alcalde de ese municipio, Martín Silvestre Herrera, lo había amenazado, junto con el agente del Ministerio Público Salvador Flores Triana.
Ortega Melo, también había señalado a Juan Manuel Calderón Herrera por amenazas en su contra y los responsabilizaba de los daños que sufriese. Cuatro meses y medio después, las investigaciones no han avanzado y todo parece indicar que el crimen quedará impune.
Días después, el 26 de mayo, el reportero del diario La Opinión Milenio, Elíseo Barrón Hernández, fue sustraído de su casa por un comando armado. El 27 de mayo el cuerpo del informador apareció en un canal de riego con signos de tortura y cinco disparos.
Del homicidio de Elíseo Barrón se encuentran algunos “detenidos confesos”; del caso de Carlos Ortega Melo Samper, que involucra al presidente municipal de Santa María del Oro, no existen pistas.
Del levantón de Juan Monrreal, “no hubo parte”.

jmonrreall@yahoo.com

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