Salud

IMSS-ISSSTE-Ssa. Tres arenas, tres fracasos.

 


19-Septiembre-2009

Gustavo Leal F.*

IMSS. Como se predijo. El uso de las reservas estratégicas que Karam y Calderón solicitan” al Congreso de la Unión confirma que la “reforma” Zedillo de 1995 –al amputarle los fondos de pensiones y entregarlos a la banca– desfondó el soporte con que el instituto basaba la operación del Seguro de Enfermedad y Maternidad que nació desfinanciado.

Un “diagnóstico” deliberadamente equivocado, impuesto desde la última mayoría parlamentaria del PRI autoritario que, 12 años después, culmina en “quiebra” institucional inducida.

Los servicios no están mejor en ningún área y las pensiones de los trabajadores del apartado A –en las cuentas individuales del SAR– apenas brindarán un retiro equivalente a 30 por ciento del último salario devengado.

En retrospectiva, el “reformismo” de Zedillo, empeorado por Fox con Levy y suciamente capitalizado por Calderón con Molinar Horcasitas y Karam: 49 infantes fallecidos en una guardería subrogada, demuestra que era realmente difícil “quebrar”, como han quebrado los tecnócratas, al principal pilar de la seguridad social mexicana. Era difícil hacerlo peor.

ISSSTE. Como se predijo. El costo fiscal de la “reforma” calderonista supera los cálculos optimistas del tecnócrata hacendario José Antonio González Anaya, lastrando la deuda pública. Sólo le antecede la deuda-Fobaproa-IPAB. Resultó mucho más cara que la ley que sustituyó. Su peso recae sobre los contribuyentes.

Según el Informe sobre la Deuda Pública de la SHCP (enero de 2009), la deuda total del sector público registró en 2008 su mayor aumento desde 1995. Además de los Pidiregas, una parte significativa del incremento proviene de las obligaciones contraídas por el gobierno con la “reforma”-ISSSTE.

Las presiones en el gasto aún se extenderán durante los próximos cuatro años debido a las mayores contribuciones del gobierno, los intereses por los pasivos que se asumieron con la “reforma”, las transferencias extraordinarias al ISSSTE y las aportaciones al ahorro voluntario de los trabajadores. De tal suerte que “el efecto total de la reforma equivale a 2.4 por ciento del PIB”.

Sólo el senador plurinominal priísta Manlio Fabio Beltrones se sigue atreviendo a sostener que “la sola reforma del sistema de pensiones ha dado viabilidad a las finanzas públicas, sin la cual el efecto de la actual crisis sería catastrófico” (14.9.2009). Su desinformación es alarmante.

Pero como con la de Zedillo al IMSS, la de Calderón al ISSSTE tampoco garantiza pensiones dignas a los trabajadores del apartado B: si acaso, 20 por ciento del último salario devengado. Y como en el IMSS –pero aquí por Yunes–, peores servicios en todas las áreas.

Agréguese que la desaparición de tres secretarías de Estado y el nulo crecimiento de los trabajadores del apartado B consolidará la ruinosa ruta que ya describe el Pensionissste. En el ISSSTE también era difícil hacerlo peor.

Seguro Popular. Como se predijo. Un “seguro” que sólo “dilata” los derechos sociales “ciudadanos” –que ya consagraban el artículo 4 constitucional y la Ley General de Salud– mientras raciona la atención médica integral vía tecnocráticos paquetes “esenciales”; un “seguro” que “democratiza” la salud desprovisto de eje y resolutividad clínica, se fue finalmente a pique por su irreal y centralista diseño financiero.

Seis años después de la presuntuosa “reforma” del sistema de protección social en salud que fomenta la informalidad, las entidades sencillamente no pueden cumplir con la fantástica “aportación solidaria estatal”. Están quebradas y ahora dependen de una irresponsable bursatilización impuesta por la Secretaría de Hacienda que endeuda a los gobiernos futuros.

La influenza AH1N1 forzó a que los calderonistas quemaran el insignificante Fondo de Gastos Catastróficos: tomaron mil 860 millones de pesos (aún deben la vacuna). Y, sin decir una palabra sobre el cuantioso subejercicio de los recursos asignados al programa, ni rendir cuentas sobre el abultado nivel de los salarios de los altos mandos, Calderón “optó” por dejar de afiliar familias y enlistar, ahora, individuos.

Mientras impone nuevos impuestos, Calderón suspendió toda afiliación, salvo la del Seguro Popular petit (sólo para los recién nacidos), su estrategia denominada Embarazo Saludable y los casos urgentes (cáncer).

Los estados perderán recursos. Con el garrote centralista a todo lo alto, Córdova les seguirá exigiendo cuentas, pero los servicios no mejoran ni mejorarán.

El impopular engendro jamás priorizó atender, prevenir y curar: sólo buscaba afiliar, alinear precios y disminuir los gastos “catastróficos” de las familias. Derretidos sus pies de barro financieros, la desigualdad se instalará en los hogares y la meta de afiliar con “universalidad” crecerá al gusto de Calderón, sólo en el papel, como antes creció al gusto de Fox y Frenk. Afiliar era y es su objetivo.

La epidemia de influenza terminó de sepultar el mito del Seguro Popular. Desnudó el fracaso esférico de la “descentralización” Soberón, De la Fuente (Narro) y Frenk. A pesar de toda la demagogia sobre su uso –o precisamente por ello– los muchos recursos que –desde 2003– ha dilapidado, fueron incapaces de anticiparse y prevenir oportunamente. Los laboratorios nacionales no se cubrieron de gloria: 217 muertos. Sólo para 2010 contemplan ¡54 mil millones de pesos! Era difícil hacerlo peor.

Pero para Frenk “resulta triste constatar que son necesarias algunas muertes para alertar al mundo de que los seres humanos estamos de nuevo en peligro y que es indispensable movilizar el poder de la ciencia para defendernos”.

¿Qué sigue? Reformar esas “reformas” con un proyecto de país que incluya a las mayorías depauperadas, especialmente a los jóvenes.

*Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco

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