Columnas‏Nacional

Los hilos que mueven al CJNG

Ricardo Ravelo

Agosto 12 de 2022

El CJNG tiene unos 15 años en expansión ininterrumpida; siembra terror por todas partes.

El auge y expansión del llamado Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que ha avanzado sin oposición del Estado a lo largo y ancho del país, no se explica sin las complicidades políticas ni empresariales; tampoco se explica sin las omisiones del Gobierno, que no hace frente a su libre tránsito por estados y municipios y mucho menos se explica sin contubernios dentro de las Fuerzas Armadas.

Ninguna organización criminal tiene más poder que el Estado, pero el Estado mexicano parece haber abandonado su principal responsabilidad legal de garantizar seguridad y también nos parece que le ha abandonado a su propia población que sufre los embates de este grupo criminal, como lo vimos en Jalisco y Guanajuato –territorios sin ley– la tarde del martes pasado, cuando decenas de delincuentes quemaron autobuses, coches y tiendas (muchas de Oxxo extrañamente) después de que efectivos militares intentaron detener en un municipio jalisciense a presuntos jefes de plaza de ese cártel que, de acuerdo con la versión oficial, sostenían o iban a  sostener una suerte de cumbre de capos.

No se sabe si los militares llegaron tarde al sitio donde estos jefes de plaza –uno de ellos era el temible Ricardo Ruiz Velazco, “El Doble R”, quien controla Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Querétaro– o bien alguien dio “el pitazo” para que se escaparan. Lo cierto es que los soldados llegaron tarde y se infiere que no prepararon el operativo o bien la acción ocurrió de manera fortuita. Al respecto priva la desinformación del Gobierno, pues no ha dado detalles de este hecho.

Esto devino en las acciones violentas desatadas por el CJNG en Jalisco y Guanajuato, territorios controlados por el cártel encabezado por “El Mencho”, un personaje que supuestamente está en la antesala del relevo y hasta lo han dado por muerto varias veces. Resulta extraño que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) guarde silencio al respecto y deje crecer el misterio de un presunto capo del que sólo se conoce públicamente una fotografía, la cual fue tomada a finales de los ochenta después de ser deportado de Estados Unidos, donde purgó una pena corta por posesión de drogas para luego convertirse en jefe de sicarios del cártel de Los Valencia, afincados en Michoacán.

El CJNG tiene unos 15 años en expansión ininterrumpida; siembra terror por todas partes. Sus hombres de multiplican por doquier, pues en cualquier rincón del país existen células que dicen ser parte del grupo criminal. Secuestran, despojan propiedades, cobran piso, trafican con todo tipo de drogas y la autoridad federal sólo observa sus acciones ilegales como meros espectadores del horror.

Este grupo es uno de los que más ha crecido en los últimos años; domina una veintena de entidades federativas, controla territorios desde Quintana Roo hasta Baja California explotando el tráfico de drogas, el robo de combustibles, las extorsiones, la venta de protección, el tráfico humano y de fentanilo a través de los puertos y, por si fuera poco, le declara la guerra a sus rivales sin importar el impacto que socialmente causan. Su principal instrumento son las redes sociales, a través de las cuales lanza amenazas, anuncia la conquista de nuevos territorios, le declara la guerra a sus rivales más asiduos y exhiben su poderío bélico.

Y es que precisamente a través de Twitter el CJNG anunció su irrupción en el municipio de Naucalpan de Juárez, Estado de México, un territorio que, de acuerdo con informes de la Sedena, está controlado por La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y por los sicarios que encabeza Nemesio

Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del cártel de Jalisco, el segundo más poderoso de América Latina.

En un video difundido en las redes sociales por el CJNG aparecen una decena de hombres fuertemente armados. Portan uniformes similares a los que utiliza el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional; muestran su armamento de alto poder y sus equipos de comunicaciones. También sus cascos, googles de color negro y armas largas. Su postura es característica de los grupos paramilitares que anuncian una guerra contra sus enemigos.

Y no es para menos. Precisamente lo que anunciaron en el aquel video fue la toma del municipio mexiquense de Naucalpan de Juárez. Aunque un poco atropellado, su mensaje es claro y precisa sus objetivos bélicos en el Estado de México, la tierra que gobierna Alfredo del Mazo y que, en la pasada elección del 6 de junio, obtuvo mayoría la alianza PRI-PAN-PRD:

“Ya estamos aquí”, dice la voz de un hombre uniformado con atuendo militar y el rostro cubierto con una capucha. Añade: “Mi gente de Naucalpan, ya estamos aquí. Estamos aquí por un solo objetivo: por estas lacras, mugrosas, corrientes que andan cobrando cuota a la gente de trabajo, al transporte público”, expone el mismo sujeto ataviado con atuendo militar.

En otra idea, el hombre de la voz explica que la presencia del CJNG en el municipio del Estado de México “es a causa de Néstor Arturo Arellano”, conocido en el mundo criminal como “El 20”, a quien buscan para ejecutarlo; también persiguen –según el presunto miembro del CJNG que aparece en el video– a un tal Humberto y a un hombre al que refieren como “El General”, cuyo nombre no citan en la grabación que corre a través de los hilos de las redes sociales.

El sujeto de la voz refiere: “Nos han mandado de la oficina central para venir por ustedes. Tú no has respetado ni mujeres ni niños ni ancianos, cobrándoles cuota y aterrorizándolos… Te has metido con un monstruo de mil cabezas. Respetamos a la sociedad de trabajo, a las autoridades que hacen bien su trabajo, pero a los policías que están con ustedes y se han vendido por dejar desprotegida a la gente de trabajo”.

El miembro del segundo grupo criminal más temible de México, que ha conquistado al menos 20 estados en los últimos cinco años, aclaró en la videograbación que el cártel de Jalisco no arribó a Naucalpan para cobrar cuota o quedarse “con la pinche plaza”; precisa que llegaron al territorio mexiquense para desarticular al grupo que encabeza “El 20”, a fin de que deje trabajar a la gente de bien.

Para lograr sus objetivos –cazar a “El 20” y a sus cómplices– el mensaje indica que patrullarán las calles de todo el municipio hasta dar con sus objetivos. “No vamos a parar hasta limpiar Naucalpan de Juárez”, afirma el mensaje del CJNG.

Y añade:

“Una disculpa por lo que hemos ocasionado. Nosotros somos los que hemos matado a toda su gente al ’20’”. Estos amigos traen una sola bandera y la vamos a cuidar para que tengamos un mejor México, para sacar a toda esta lacra. Una disculpa al pueblo de Naucalpan”.

El CJNG es el grupo criminal que más territorio ha conquistado en los últimos años, en efecto. Lo ha hecho a base de violencia, asesinatos, secuestros, masacres e infundiendo terror, como ocurrió recientemente en el municipio de Aguililla, Michoacán, la tierra de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.

La irrupción en Aguililla causó el desplazamiento de familias enteras. Atenazadas por el miedo, abandonaron sus hogares y se refugiaron en lugares diferentes para ponerse a salvo de la muerte. El Gobierno de Michoacán, entonces a cargo de Silvano Aureoles –quien está acusado de corrupción y de ligas con el crimen– solicitó apoyo al Gobierno federal, pero se lo negaron. La iglesia católica, a través del Nuncio Apostólico de México, Franco Coppola, intentó pacificar el país con el diálogo y oraciones, pero fracasaron: la paz duró las horas que el clérigo permaneció en ese municipio. Luego,

los grupos del crimen organizado volvieron a tomar las armas. Nadie frena al CJNG. ¿Será porque es un instrumento militar auspiciado por el propio Gobierno?

La conquista de territorios  

A base de violencia y corrupción, amenazas vía las redes sociales, uno de sus nuevos instrumentos de guerra, el Cártel de Jalisco Nueva Generación se posiciona como el segundo grupo criminal cuando el Gobierno de la Cuarta Transformación cumple tres años en el poder. Hasta ahora, la promesa de pacificar el país no ha sido cumplida.

El crecimiento del CJNG ha sido fulgurante, pues el cártel que dirige Nemesio Oseguera se ha convertido en amo y señor de las rutas de “El Huachicol” y del Fentanilo –base de las drogas sintéticas que se introducen a Estados Unidos– pues ya domina desde el sureste hasta el norte del país. Sus tentáculos abarcan estados como Tabasco, Campeche y Quintana Roo, pero también llegan a Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato –ya son los amos tras la captura de “El Marro–, Jalisco, Sonora y Baja California. En esta última entidad sellaron una alianza con el cártel de Tijuana Nueva Generación. Por si fuera poco, están presentes en la Ciudad de México, ya que se asociaron con el cártel Unión Tepito. No le ha ido mal a Nemesio Oseguera en el Gobierno de la Cuarta Transformación. La política de “abrazos y no balazos” le ha permitido consolidarse como el segundo cártel más poderoso de la República mexicana y uno de los más fuertes de América Latina.

Al rendir su Segundo Informe de Gobierno, en septiembre del 2020, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, a boca llena, que la delincuencia organizada ya no manda en el país, como antes. Esta aseveración exhibió al mandatario como un personaje que miente mecánicamente, que no es consciente de sus expresiones o simplemente piensa que la sociedad es ignorante.

Unas horas después, en la colonia Barona de Cuernavaca, Morelos, un grupo armado asesinó a ocho personas que asistieron a un velorio. Los criminales abrieron fuego, en pleno velatorio, exhibiendo no sólo el poder que detentan sino la impunidad, la terrible impunidad con la que operan los criminales en todo el territorio nacional.

Cabe decir que el estado de Morelos no tiene paz, pues durante el Gobierno de Graco Ramírez el cártel de “Los Rojos”, que encabezaba Santiago Mazari, “El Carrete”, fue protegido y que debido a la impunidad que cobijó al crimen Ramírez heredó un estado sin ley y dominado por la violencia criminal.

Lo cierto es que así como en Morelos el narcotráfico y otras modalidades del crimen organizado están impunes –como lo está todo en el país, por desgracia– llama la atención que tras la captura de José Antonio Yépez, “El Marro”, ahora el nuevo amo y señor del huachicol sea Nemesio Oseguera, “El Mencho”, líder del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el segundo grupo criminal más poderoso de América Latina, después de Sinaloa.

La radiografía perturbadora  

Tras la caída de José Antonio Yépez, “El Marro”–jefe del cártel de Santa Rosa de Lima– el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) se colocó como la segunda fuerza criminal del país, abajo del cártel de Sinaloa. Sin embargo, la organización que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, sigue conquistando territorios y actualmente ya domina un amplio corredor que abarca desde el sureste hasta el norte de la República.

Con apenas 15 años de existencia, el Cártel de Jalisco irrumpió como un grupo ligado al cártel de Sinaloa y a “Los Cuinis”, éste fue encabezado por Gerardo González Valencia, cuñado de “El Mencho”, quien purga una larga condena en el penal de Puente Grande, Jalisco. Este personaje se

caracterizó por operar el narcotráfico a través de buques de carga procedentes de Europa, Asia y algunos países de América Latina como Colombia y Venezuela.

Luego de romper con Sinaloa, comenzó el ascenso de Oseguera Cervantes y su grupo criminal. Al igual que lo hicieron “Los Zetas” en su época, el CJNG diversificó sus actividades: puso en marcha los secuestros y a la par las extorsiones, venta de drogas químicas, robo de combustibles a Petróleos Mexicanos, entre otras, que lo comenzaron a posicionar en todo el país. Pero fueron desplazados.

El Cártel de Jalisco, además, es el segundo más poderoso en la exportación de cocaína y mariguana a Estados Unidos. Cálculos de la DEA estiman que esa organización criminal introduce unas 15 toneladas de droga trimestrales a la Unión Americana, pero el trasiego más fuerte lo realizan con las drogas sintéticas, las que tienen amplia demanda en Estados Unidos.

En el territorio nacional, el CJNG controla 20 entidades federativas. Antes de la captura de “El Marro” Guanajuato fue epicentro de una lucha armada entre los cárteles de Santa Rosa y el CJNG. Además del control del mercado de las drogas, la plaza interesaba a “El Mencho” porque esa entidad está entre las más boyantes del país; es una zona comercial e industrial donde se mueve mucho dinero, nada más preciado para desarrollar una industria criminal basada en el secuestro y las extorsiones.

Pero “El Marro” no estaba dispuesto a negociar ni a dejar la plaza y decidió pelear: esto causó que la región de “El Bajío” se convirtiera en la más violenta del país.

Luego de la caída de “El Marro” –fue detenido en flagrancia tras el secuestro de una empresaria de Apaseo El Alto, Guanajuato, junto con cinco secuaces– el CJNG se apoderó de esa entidad y, con ello, amplió el boyante corredor que ahora explota.

Y es que ahora el CJNG domina la ruta de trasiego de drogas y de “huachicol” más amplia de todo el territorio nacional. El grupo criminal que dirige “El Mencho” controla el estado de Tabasco y Campeche; de aquí se conecta con Quintana Roo, otro de sus feudos claves. También está posicionado en Veracruz y Puebla –zona huachicolera– y sus tentáculos alcanzan a Hidalgo –otro estado estratégico para el robo de combustibles– y enseguida salta a Querétaro y Guanajuato. Esta segunda entidad les interesaba porque pueden operar con todas sus actividades criminales. Sigue Jalisco, su territorio base, y continúa su red hasta los límites con Sinaloa, entidad donde no han podido penetrar por la guerra que enfrentan con Iván Archivaldo, José Alfredo y Ovidio Guzmán, hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, y con “El Mayo” Zambada, quien, según la DEA, es el verdadero líder de ese cártel. El control territorial del CJNG sigue avanzando por todo el norte de la República y llega a Sonora y Baja California. En este segundo estado selló una alianza con el Cártel de Tijuana Nueva Generación, renovado con sangre joven, aunque sigue manteniendo ligas con la familia Arellano Félix, fundadores en la década de los ochenta de esa organización criminal.

De acuerdo con informes oficiales –incluso el Presidente Andrés Manuel López Obrador pregonó en su conferencia mañanera del viernes 14 de agosto que con la captura de “El Marro” Guanajuato ya no ocupa el primer lugar en violencia– la estructura criminal de José Antonio Yépez Ortiz está intocada, lo mismo que su base financiera y la amplia red de clientes, principalmente gasolineros que compraban combustible robado.

No es todo: También está intacta la base de protección política y policiaca que disponía “El Marro” para mantenerse impune en sus actividades criminales. Y, hasta donde se sabe, no existen investigaciones que apunten al desmantelamiento de este andamiaje de protección.

Con este crecimiento exponencial, el CJNG se colocó en la segunda organización más poderosa del país y disputa con el cártel de Sinaloa el control de otros territorios, entre otros, el estado de Yucatán y Quintana Roo, en la ruta del Caribe.

Entre ambos cárteles hay marcadas diferencias. No se compara el cártel de Jalisco con el de Sinaloa. Éste último está considerado por el “El Mencho” tiene controles en América Latina solamente, pero

continúa en ascenso. Sin embargo, ambos cárteles coinciden en algo: cuentan con la venia del presidente de la República, por eso son intocables.

Sin que ninguna autoridad militar ni civil lo impida, el CJNG ya se posicionó en el Estado de México, ahí donde el pasado 6 de junio ganó avasalladoramente la alianza PRI-PAN-PRD.

Antes, en 2020, el cártel de Nemesio Oseguera había anunciado, a través de las redes sociales, que ya había incursionado a la Ciudad de México. El Gobierno federal, a través de su entonces Secretario de Seguridad Pública Ciudadana, Alfonso Durazo, reconoció que el CJNG ya había tomado parte del territorio en la ciudad de México en alianza con el cártel Unión-Tepito.

Ahora que la alianza PRI-PAN-PRD ganó nueve alcaldías en la Ciudad de México es muy probable que el CJNG se consolide en demarcaciones como Cuauhtémoc –el corazón de la Ciudad de México–, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Álvaro Obregón, entre otras, donde gobiernan presuntamente sus aliados.

¿Por qué tiene tanto poder el CJNG? ¿Por qué no se le combate? ¿Por qué tanta impunidad?

Nadie lo sabe.

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