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Cuatro Ciénegas, un aniversario lúgubre

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Mayo 28 de 2019

El título de este texto puede enfurecer a algunos y asombrar a otros, pocos se alegrarán, pero  aunque el aniversario haya sido conmemorado con pompa  y gozo porque es Pueblo Mágico  y Área Protegida, nadie recordó mencionar (al menos las notas periodísticas no lo registraron) en este 219 aniversario que el nombre de este municipio ha dado la vuelta al mundo y hasta la NASA se ha interesado en él, así como la más excelente universidad de México, la UNAM a través de sus investigadores en ecología.

Este mes, la televisión nacional transmitió una entrevista a Valeria Souza Saldívar, bióloga de la UNAM, investigadora especialista en ecología  que desde hace más de una década se enamoró de Cuatro Ciénegas,  por la existencia ahí de un buen número de microorganismos, metagenomas y estromatolitos, que existen en ese valle, únicos en el planeta y que por falta de voluntad política de las autoridades de  la zona está viviendo una tragedia anunciada por los científicos interesados en que el tesoro no se extinga.

Souza ha reiterado en todos los idiomas que ese pueblo “es vital para entender la vida del planeta, porque las bacterias que contienen las ciénegas  datan de más de 4 mil millones de años” y ahora uno de estos humedales llamado  el Churince, ha muerto, ese paraíso natural se convirtió en el cementerio de las hermosas tortugas y rápidamente los humedales de las cuencas se han reducido en un 90 por ciento en las últimas cinco décadas porque están siendo drenadas por malas prácticas de la agricultura local.

“Ahora sólo resta defender el 10 por ciento del humedal; pero si la inconsciencia de la gente continúa, este lugar extraordinario que guardó la historia de la vida desde sus inicios, se va a perder”, alerta la doctora Souza.

La especialista en ecología evolutiva y  molecular de los microorganismos explica que la sobreexplotación del acuífero se debe a que los gobiernos realizaron adjudicaciones del agua de Cuatro Ciénegas, contribuyendo así a que actualmente esta zona ecológica se encuentre agonizando; el valle ha soportado el paso de cinco extinciones masivas pero el abuso en la utilización del agua por parte de ejidatarios que lo explotan para el riego de alfalfa que es el cultivo que requiere más agua para crecer, pues por cada metro cuadrado de alfalfa se necesitan dos metros cúbicos de agua, la que proviene del acuífero profundo del lugar, agrega la ecóloga que esto puede ser la muerte de los humedales que aún sobreviven.

Cuatro Ciénegas ha sido mencionada por los investigadores como, Parque Precámbrico –de la primera etapa de la historia de la Tierra- pero la pérdida de hábitat de este lugar, forma parte de la sexta extinción masiva que actualmente vive el mundo a causa de las acciones humanas que han destruido grandes ecosistemas y provocado la desaparición de cientos de especies de manera irreversible, lo hemos comentado recientemente en este espacio.

A pesar de este deterioro y sus pérdidas definitivas los científicos consideran que aún es posible salvar lo que sobrevive, que con 5 millones de pesos y la cooperación de Conagua podría detenerse el deterioro, quizá uno de los hombres más ricos de México, el señor Carlos Slim que ha visitado Cuatro Ciénegas, la ha recorrido, quisiera aportar 5 millones para salvar Cuatro Ciénegas, para él no es nada, aunque él no da si no gana.

Es conmovedor y emocionante comprobar que Valeria Sousa no abandona su lucha ferviente por Cuatro Ciénegas, permanece ahí, observando, indagando sobre el desarrollo de la vida en este hábitat jurásico que está en grave riesgo por lo que es urgente adoptar medidas apremiantes.

Salvar integralmente Cuatro Ciénegas por ser un área única en el mundo, es un clamor de los científicos nacionales e internacionales, de los comunicadores y ciudadanos dedicados a la defensa del medio ambiente, pero de ese afán está ausente la clase política local, quizá el nuevo secretario de Semarnat, Víctor Manuel Toledo, conocedor del tema escuche este clamor.

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