Coahuila

En Torreón, treinta y cuatro mil niños envenenados por plomo de Peñoles

En Torreón, treinta y cuatro mil niños envenenados por plomo de Peñoles

Las autoridades y los políticos, no los ven, no los reconocen, no son parte de la ciudad; son los olvidados: Manuel Velasco Gutiérrez

Del Archivo de Demócrata Norte de México

En agosto de 1998, el pediatra Manuel Velasco Gutiérrez, dio la voz de alerta acerca de la epidemia que estaba por ser del dominio público, pero que ya existía: plomo en la sangre de los niños de Torreón, que antes de esa fecha, ya los estaba envenenando.

Aquel mes, Velasco Gutiérrez, detectó en consultorio, el primer caso de plomo en sangre, más allá de las normas marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales, entre éstos, la Agencia de protección al ambiente (EPA, por sus siglas en inglés).

La existencia exagerada del metal por decilitro de sangre en los pequeños, expuso la indolencia de las autoridades ambientales y sanitarias, para sujetar al orden jurídico a la metalúrgica Peñoles.

Entonces, las madres de los infantes, junto a este médico de niños, iniciaron en 1998, el largo y sinuoso camino para obligar a las autoridades estatales, municipales y federales, a perseguir la recuperación de la salud de los pequeños, pero también, para exigirles proceder en contra del foco de contaminación cimentado en la planta industrial Peñoles; corporación considerada la más importante de Latinoamérica en su ramo, tanto por el volumen, como por el valor de la producción de oro, plata, zinc, plomo, bismuto y ácidos, que refina cada año.

Siete años después, la historia sigue igual. Existen 34 mil 796 niños enfermos por la epidemia de plumbalgia, sin que se adviertan políticas que lleven a una solución de fondo.

Mientras tanto, la nube negra exhalada por las chimeneas de Peñoles, prosiguen vertiendo el veneno en un radio de 4 y medio kilómetros a la redonda de la industria.

Juan Monrreal López
Noviembre-23-2005

Torreón, Coahuila.- “Doctorcito, no vas a poder con nosotros” dicen los reiterados mensajes escritos sobre papel blanco encontrados por el pediatra y su asistente, al interior del consultorio médico, ubicado en la Clínica de Diagnóstico.

“No tengo idea de donde vendrán” dice sonriendo Manuel Velasco Gutiérrez, mientras hurga entre las gavetas del escritorio para exhibir los documentos que corroboren su voz.

La trama del envenenamiento de niños por el plomo de la Metalúrgica Peñoles de esta ciudad, es punto de referencia de los temas espinosos que no se tocan de manera directa en el estado. La madeja de intereses que concentra es enorme; tanto o más que el acaparamiento del agua lagunera en unas cuantas manos; principalmente los productores lecheros de la Laguna, adheridos a la empresa Lala.

Como se recordará, el tema Peñoles, se ha querido sepultar desde que hizo aparición pública.

Primero el ex gobernador Rogelio Montemayor Seguy, pretendió minimizar el expediente de los miles de casos de niños y madres, carcomidos por el plomo depositado en la sangre y huesos de las víctimas.

Luego, gracias a la tozudez de las mamás de los infantes, al final del sexenio montemayorista, el ex secretario de Planeación y Desarrollo Económico, José Murra Giacomán, terminó por reconocer en conversación con Demócrata Norte de México, tener un diagnóstico preciso del asunto, que incluso contemplaba el cierre definitivo de la planta refinadora de Peñoles; con un plan alterno que amortizara los empleos que se perderían con la clausura de esta fábrica. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, las autoridades estatales que sucedieron a Montemayor Seguy, lejos de abordar directamente el conflicto, lo paliaron mediante el famoso fideicomiso que atiende a los niños envenenados por metales.

Inclusive con desvergüenza boicotearon los 25 puntos de acuerdo formulados por el Congreso de Coahuila, que acometían con un procedimiento de fondo el peligro que constituyen las emanaciones nocivas de la fábrica.

Enrique Martínez y Martínez, nunca ordenó publicar en el Periódico Oficial del estado, los acuerdos emitidos por la LV Legislatura, según dicen diputados miembros de ese parlamento.

El problema de los niños envenenados por plomo es profundo, pero de risa loca la manera en que se quiere zanjar.

Por un lado, Peñoles emite los metales envenenadores a la atmósfera, por otro, suministra “apoyo” relativo con quelantes, leche y calcio, a los dañados por el proceso fabril.

Así, creó el fideicomiso para el tratamiento de metales pesados en sangre, administrado por la misma empresa. De tal manera que, este consorcio genera la epidemia, la diagnostica, consulta a los enfermos, entrega algo de medicamento, y lleva los registros mediante la Unidad de salud ambiental (USA).

La convidada de piedra es la secretaría de Salud (SSA), quien tolera que la empresa se arrogue facultades que sólo corresponden exclusivamente a la dependencia, según ordena la Ley general de salud.

Pese a todo, los más de 34 mil niños mordidos por los efluvios de veneno, no disminuyen, por el contrario, el presidente de la Comisión de Salud municipal, Roberto Sánchez Viesca, acaba de documentar contundente, el fracaso de las medidas de contingencia para detener esta epidemia de enherbolados.

Los nuevos casos de envenenamiento son perpetuación del delito: Velasco Gutiérrez

-“En octubre del año 2004, estuvieron en la ciudad miembros de la Comisión de Salud del Congreso de la Unión” responde Manuel Velasco, para advertir el curso del asunto Peñoles.

Ese mes, los miembros de la Comisión de Salud, del Congreso de la Unión, se comprometieron a decretar un punto de acuerdo en abril del 2005, mes del niño; pero en la realidad ha sido un profundo fracaso. Un engaño más.

Creo que la Comisión de salud, ha actuado negligentemente y da vergüenza. Son médicos; peor, el presidente de dicha comisión es doctor. José Ángel Córdova, sabe perfectamente la magnitud del problema epidemiológico. La permanencia de 20 mil niños envenenados por plomo y la incidencia epidemiológica que significan los nuevos casos.

Los recientes envenenados, son la perpetuación de un delito y estamos esperando que la Procuraduría General de la República (PGR) responda a la averiguación previa por oficio”.

Conformada por adeptos de los distintos partidos, los miembros de la Comisión de salud, José Ángel Córdova Villalobos, presidente (PAN), Pablo Anaya Rivera, secretario (PRI), Cristina Díaz Salazar, secretaria (PRI), Rafael García Tinajero, secretario (PRD), José Javier Osorio Salcido, secretario (PAN), no volvieron a la ciudad. Tampoco dictaron el punto de acuerdo en la Cámara de diputados, tal como se habían comprometido a nombre de los treinta integrantes de la comisión.

Las autoridades confeccionan trajes a la medida para la compañía Peñoles

Versado en esta historia negra de Peñoles, Manuel Velasco acusa a la SSA, a la Procuraduría federal de protección al ambiente (PROFEPA) y los titulares, de hallarse confeccionando “un traje a la medida para la compañía Peñoles” con intención de conseguirle impunidad por el envenenamiento ocasionado a niños y mujeres embarazadas.

Velasco Gutiérrez, habla.

-“Pedí a la Fiscalía especial de delitos ambientales de la PGR que citara a declarar al director de Ecología municipal Rodolfo Walss Aurioles, porque existe un conflicto en las cifras que manejan la autoridad municipal de ecología, la PROFEPA, a través del Director general de la subprocuraduría de inspección industrial y dirección general de asistencia técnica industrial, Anastasio Carranza García, y la SSA, que dirige Julio Frenk Mora.

A mi entender, estas dos últimas dependencias mienten, y además, están haciendo un traje a la medida de la compañía Peñoles; de tal manera que hasta inventan como debe de medirse el plomo en Torreón, ignorando que existen criterios internacionales sobre la medición de los suelos contaminados”.

Insiste.

-“A petición de nosotros, el Cabildo de Torreón, envió una propuesta de Norma oficial mexicana emergente (NOME) para fijar los criterios para evaluar los suelos de la ciudad; esto con la intención de proteger la salud pública.

La parte sustancial del proyecto comprende la determinación de los límites máximos permisibles de plomo en suelo natural y en polvo depositado en la superficie.

Los valores corresponden a los establecidos por la Agencia de protección al ambiente (EPA) en 2001, que son: el plomo en el piso de una vivienda donde habiten niños no debe de tener más de 40 microgramos por pie cuadrado”.

Pero los criterios establecidos por la OMS y la EPA son letra muerta ante las dependencias federales de PROFEPA y SSA.

Las secretarías intentan por todos los medios, volver elásticas las normas determinadas a nivel mundial.

Manuel Velasco desnuda la actitud.

-“Anastasio Carranza de la PROFEPA dice que el plomo en las habitaciones debe de ser 100 microgramos por pie cuadrado, esto es caduco, está comprobado que 100 microgramos no protegen a los bebés. Sabemos que con esto, los niños se van a intoxicar. Por eso, el municipio propone que sean 40 microgramos por pie cuadrado. Esto no es una puntada, es un criterio internacional de la OMS y de la EPA.

Además las citadas oficinas federales proponen que el plomo en el suelo natural alcance 600 partes por millón, cuando el criterio internacional actual es 400 partes por millón en términos máximos. Arriba de estas cantidades, los niños se envenenan.

Lo más vergonzoso de todo es el criterio de 34 miligramos por metro cuadrado para el plomo de las banquetas.

Si recordamos que nuestros niños más afectados viven en los alrededores de la planta metalúrgica, son niños pobres, que no tienen acceso a una unidad deportiva, que juegan en las banquetas, la PROFEPA y la SSA aceptan 34 miligramos por metro cuadrado; eso no existe en ningún lugar del mundo. Si un niño juega en una banqueta con 34 miligramos de plomo por metro cuadrado se va a envenenar”, dice tajante.

Prosigue.

“En Estados Unidos son 40 microgramos por pie cuadrado, aquí la PROFEPA y la SSA, quieren dejar jugar a los niños sobre 34 miligramos es decir 3400 microgramos. Estos límites favorecen a la compañía Peñoles”, externa preocupado el pediatra; quien pese a las traiciones sufridas por la lucha emprendida por las madres de los infantes envenenados; él sigue convencido en persistir mostrando las llagas abiertas a las vidas de los niños, originadas por los venenos lanzados al ambiente por esta compañía.

De hecho, diputados locales, ex diputados federales, candidatos a la alcaldía, líderes partidistas, han conseguido sacar tajadas de dinero a cambio de soterrar la lucha de los estropeados por Peñoles.

El cinismo ha llegado a tanto, que algún cabecilla partidista llegó a cobrarle al consorcio 600 mil pesos, facturándolo con el rubro de un supuesto estudio de impacto ambiental.

Bueno, son tan jugosos los tratos con el grupo minero que ni los medios de comunicación regional y estatal escaparon de la órbita de este poder.

El resultado; casi todos los medios cerraron páginas y espacios a los envenenados, merced a los suculentos negocios de publicidad suscritos con la corporación.

Así, mientras el tóxico se extiende a cuatro kilómetros y medio a la redonda de esta planta procesadora de oro, plata, zinc, plomo y bismuto, envenenando el plasma sanguíneo y picando los huesos de las personas, muchas chequeras de funcionarios y comercios de información engordan en números.

Siete años después, 34 mil niños envenenados por plomo: SSA

-El 24 de agosto del presente año, el séptimo regidor Roberto Sánchez Viesca, hizo público un análisis donde asienta que existen 30 mil niños dañados con plomo por debajo de 10 microgramos, 3 mil infantes con un rango de entre 10 y 15 microgramos, 300 pequeños con un espectro de 25 y 40 microgramos y hay treinta casos que él denomina persistentes; debo suponer que son criaturas con más de 40 microgramos de plomo en sangre ¿Cómo ves este dictamen, Manuel?

-“Estas estadísticas me gustaría verlas con el sello oficial, pero de entrada no dicen nada acerca de los nuevos casos.

Afortunada o desafortunadamente a mí me gusta ser muy técnico y estudiar sobre documentos oficiales, con nombre y firma. Y todos los documentos a los que tengo acceso, asumo la obligación de entregarlos a la PGR, no tanto como una invitación, sino como coadyuvante de representación social.

Entonces los documentos oficiales que me entreguen, los depositamos como prueba a la Fiscalía especial de delitos ambientales de la PGR.

Yo ya no me puedo quedar con algún documento que esté encuadrado legalmente por alguna autoridad. A la sazón, los documentos que me den, los vamos a depositar como prueba a la Fiscalía especial de delitos ambientales”.

El último informe oficial, acerca del daño causado por la exposición crónica a metales, entregado al médico y a las madres de los niños envenenados, fue el mes de julio del año 2004.

El documento elaborado por el Sistema general de protección sanitaria de la Secretaría de Salud, asienta el informe de actividades derivada de la exposición crónica de los ciudadanos al contacto con metales pesados.

Manuel Velasco dice con sorna “ese es un absurdo. Los niños, ni las mujeres embarazadas deben estar crónicamente expuestos a los metales pesados. La única manera de controlar esto, es retirarlos de la fuente de contaminación, y es lo que no quieren hacer”.

Al menos no a profundidad.

A principios del 2000, casi desaparecieron la Colonia Luís Echeverría, a la vera de la metalúrgica.

El proyecto era establecer una franja de seguridad alrededor de la planta Peñoles. Pero no fue solución para biorremediar los suelos.

Tampoco permitió el seguimiento médico puntual de las personas envenenadas. La diáspora vecinal originada por la expropiación de las viviendas del asentamiento, ocultó los nuevos casos de inoculación de metales en seres humanos.

Pero el daño es de magnitudes extraordinarias. No se circunscribe a las contigüidades de la industria.

En el año 2001, la EPA estableció que las tierras y el aire, a cuatro y medio kilómetros a la redonda de la metalúrgica, son susceptibles a envenenarse con los metales pesados despedidos por Peñoles, y por tanto, los niños y mujeres embarazadas que viviesen en ese espacio.

En este sentido, los datos de la USA, sólo confirman que la epidemia persiste. Que no ha amainado nada desde que se hizo pública en 1998.

De acuerdo con el documento “Comparativo histórico de niveles de plomo en sangre de población infantil de cero a 15 años de edad 1998- 2005”, sellado el 30 de julio del presente año, por la Unidad de salud ambiental, existen 34 mil 796 niños afectados.

Nada diferente a los que existían en 1998.

De ellos, 24 mil 43 concentran menos de 10 microgramos por decilitro de sangre.

Otros 6 mil 236 infantes, registran entre 10 y 14 microgramos.

Asimismo 3 mil 696 chiquillos tienen en sangre de 15 a 24.9 microgramos de plomo por decilitro.

En la misma edición se inscribe que 758 criaturas conservan el rango de 25 a 44.9 microgramos por decilitro de plasma.

Sólo 63 impúberes levantan el espectro del plomo en sangre de 45 a 70 microgramos.

Al respecto, Velasco Gutiérrez dice, “pero no nos informan al presente cuántos niños de los que nacen se han enfermado; porque ahí se demostraría el fracaso del programa de metales. Este programa tiene ahora un fideicomiso para tratar el problema del envenenamiento de niños por parte de la compañía Peñoles y es supervisado por la Secretaría de salud, lo cual es otra aberración.

De acuerdo a la Ley, los únicos encargados de una epidemia es la SSA, no una empresa particular.

Yo creo que la empresa se debe dedicar para lo que fue creada, y la Secretaría de salud, para proteger la salud pública”.

El Secretario de salud, Julio Frenk Mora, no cumple con la Ley general de salud

-Según Roberto Sánchez Viesca, el fideicomiso para tratar a los niños envenenados por plomo, cuenta con 18 millones de pesos anuales ¿es suficiente esto Manuel, o es estar tirando el dinero cuando no existe un diagnóstico situacional claro de lo que pasa?

-“Bueno, la creación del fideicomiso fue resultado de la presión que hicieron las madres de familia buscando tratar las secuelas del envenenamiento por plomo.

Hay niños con niveles de plomo en el cerebro que va de 60, 80 90 y hasta 100 microgramos que hubo en algunos casos, mismos que ameritaron que los niños fueran enviados al Centro de rehabilitación infantil (CRIT) para tratar las consecuencias del envenenamiento por plomo, por ejemplo. De la misma manera la disminución de su cociente intelectual, trastornos de la conducta, síndrome de hiperactividad con falta de atención, entre otros.

Además, el plomo como veneno ha ocasionado que algunos niños se hospitalicen. Hay casos que se reportaron – y están en las estadísticas- hasta con 90 días internados. Se utilizaron quelantes, que se llama succímer, en aquellos casos que había más de 45 microgramos de plomo por decilitro de sangre.

Pero ahí, también está oculta otra historia vergonzosa de la SSA, otra historia negra que viene desde el sexenio pasado, en que niños que se debieron de haber quelado, por reunir más de 45 microgramos de plomo en sangre; negligentemente no se les dio el tratamiento; para eso es el dinero del fideicomiso, para tratar todo lo que se derive de este problema de salud.

Creo que la SSA, a nivel de médicos, a nivel pediatras está actuando bien. El problema está en las autoridades médicas, y hablo desde Julio Frenk Mora, pasando por los directores da la Comisión federal para riesgos sanitarios (COFEPRIS) Miguel Lombera González y por supuesto de la gente de la PROFEPA que mantiene una actitud negligente y de protección a la empresa, y paradójicamente, la mantienen dentro de la Ley”.

-¿A qué crees que se deba esto?

-No sé de donde venga el peso, dice sonriendo.

Julio Frenk Mora, debe irse: Velasco Gutiérrez

– Siendo un asunto de salud pública ¿cuál ha sido la actitud de la SSA y en concreto de Julio Frenk Mora?

-“El Secretario de salud, Julio Frenk, no cumple con la Ley general de salud, la cual lo obliga en el ámbito de su competencia, a emitir, publicar en el Diario oficial de la federación, la Norma oficial mexicana de emergencia que proteja la salud pública, con base en un criterio de plomo en suelos y no lo ha hecho.

La Ley general es muy clara y es competencia de la SSA hacerlo.

La publicación de la Norma oficial mexicana de emergencia, debió haberse publicado en 1999; en ésta se diagnostica la epidemia de niños envenenados por plomo.

Si el Secretario de salud ignora que envenenaron a 20 mil niños y si el Sr. Secretario de salud, Frenk Mora, no le preocupa la incidencia ni la prevalencia, pues yo creo que no se qué está haciendo ahí, desde el punto de vista de la salud pública y de la protección de riesgos ambientales, debe de irse”.

-¿Qué acciones concretas ha efectuado la Secretaría de salud con este caso?

-“Me gustaría que ellos lo respondieran, pero de entrada no han cumplido con la Ley general de salud. Tampoco han publicado la Norma oficial mexicana de emergencia. Si en el anterior sexenio se publicó la norma oficial mexicana de plomo en sangre, fue por la gran presión que se hizo a través del Congreso.

La Comisión de salud del Congreso de la Unión, conoce que la SSA no está cumpliendo con su trabajo.

Desde mi punto de vista, Julio Frenk debe hacerse acreedor a una sanción y si persiste en la actitud de faltas a su trabajo, alguna autoridad debe de castigarlo”.

Los niños invisibles de las campañas políticas coahuilenses

Con todo y los choques de partidos, propiciado por el recién concluido proceso electoral coahuilense, los niños envenenados por el plomo de Peñoles, fueron invisibles, jamás aparecieron en los discursos de ningún candidato.

La elección de gobernador, alcalde y 5 diputados locales de la ciudad que entraron a la catafixia de autoridad, no fueron suficientes para que estos olvidados del ayuntamiento aparecieran.

Treinta y cuatro mil emplomados quizá no sean evidencia suficiente ante el poder de Peñoles, que sólo apoya económicamente a quien legalmente representará a los partidos en cualquier puesto de elección popular, según conversan sus directivos.

“En realidad nosotros no apoyamos a los precandidatos, sólo reforzamos a quien es oficialmente el candidato de los partidos” dijo Manuel Luévano Sánchez, director de la empresa Peñoles a un ex diputado local que solicitó apoyo para buscar una candidatura.

Quizá esa sea la razón principal que la lucha de las madres de los infantes se volvió fantasmal ante las autoridades y medios de comunicación.

Tal vez sea ese “el peso” de la empresa que hace del envenenamiento de más 34 mil niños, seres incorpóreos; entes invisibles ante las autoridades, quienes prefieren paliar esta epidemia, antes que remediarla a fondo.

-¿Por qué crees que los candidatos del reciente proceso electoral no tocaron el asunto Peñoles?

-Bueno, siento que los actuales legisladores, las autoridades, los políticos de Coahuila, se olvidaron de los 20 mil niños que tienen plomo en sangre por conveniencia. Así de fácil, se olvidaron de ellos.

En cuanto a los que hicieron campaña, simplemente no los vieron. No los reconocen. Son los olvidados.

Ahora habrá que preguntarles a las autoridades electas si tienen miedo de tratar el punto.

Guillermo Anaya Llamas, alcalde de Torreón, mantiene silencio cómplice

-Por otro lado Manuel, es cierto que muchos de los políticos electos eran autoridad desde que el problema saltó al dominio público, si llegas miope ante un problema como el de Peñoles, pues como autoridad seguirás siendo miope, o ¿piensas que van a cambiar?

– Pienso que hay gente como el Director de ecología del Ayuntamiento, el licenciado Rodolfo Walss Aurioles, que es de lo poco que se salva dentro de las autoridades del municipio; porque él elaboró como Director de ecología, un documento que confronta dos realidades para el municipio y para su dirección; las tierras de Torreón están envenenadas, las tierras de Torreón tienen la capacidad de envenenar a nuevos niños, de envenenar a las nuevas generaciones.

Y existe la otra realidad; la de las autoridades, llámese diputados federales, llámese Secretaría de salud, o de Protección al ambiente, son dos realidades diferentes.

Pa eso pedí a la PGR, intuyendo que hay un delito, si hay niños envenenados, alguien los envenenó y es una fechoría.

Pero si a partir de la denuncia que se hace, se perpetúa el delito, entonces en ese momento, llevé a la PGR las dos realidades, son dos mundos diferentes; un mundo de contaminación con niños envenenados y un mundo donde la tierra ya no tiene plomo.

Entonces tenemos dos tipos de autoridades en México; unos que hacen un diagnóstico situacional con fundamentos técnicos, que dicen que Torreón tiene zonas contaminadas o envenenadas por plomo, que son un riesgo para la salud pública. Y tenemos autoridades corruptas, mentirosas que dicen que ni siquiera hay necesidad de hacer una norma; y esto es tan nuevo como este documento del 31(de julio del 2004).

Aquí lo dice el subdirector de la PROFEPA. Dice “por lo anterior creemos que no es necesario elaborar una norma emergente”.

Como se pone este señor, Anastasio Carranza García, que es una autoridad federal, que conoce el marco jurídico, que obliga a la SSA a expedir una norma emergente, a decir que por lo anterior no es necesario elaborar una norma.

Este individuo está actuando en contra de la Ley y en contra de la Constitución. Este individuo debería ser cesado inmediatamente. Es otro mundo, son dos autoridades, son dos personas distintas.

-Tú hablas de Rodolfo Walss quien tiene un documento, y aseguras que existe envenenamiento del suelo de Torreón, ¿Cuál es la postura del alcalde Guillermo Anaya Llamas?

-“(Suspira, largo) Me decepciona la postura del alcalde Guillermo Anaya. Él fue diputado por Coahuila, cuando se diagnosticó la contaminación y envenenamiento de los niños y salió a la luz; él conoce perfectamente bien el caso Peñoles y ha permanecido callado.

Le he mandado oficios y el alcalde no me responde. Ese silencio es un silencio cómplice o bien, es un silencio de un miedoso”.

Así, Torreón continúa con el inexorable envenenamiento de suelos, aire y personas, en 4 y medio kilómetros a la redonda de la metalúrgica Peñoles, quien prosigue purificando oro, plata, plomo, zinc, cadmio y bismuto; mientras, silenciosa, la nube negra envenenada surca los cielos de la ciudad para depositar el veneno en sangre y huesos.

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