Archivo 2005

Homicida sin expediente

Seis años de impunidad de Lalito de la Peña de León

El director de Comunicación Social del gobierno de Coahuila: homicida sin expediente

Agosto de 1999. Eduardo de la Peña de León fungía como jefe de prensa del candidato del PRI a la gubernatura de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez.

Entonces como hoy, enfermo de poder, creía controlar vidas y circunstancias.
Beodo, y luego de que terminaron algunos actos proselitistas de su jefe, decidió trasladarse de la ciudad de Monclova, Coahuila, a la capital del estado, Saltillo.
Embrutecido por el alcohol, De la Peña volcó el auto que manejaba en un tramo de la carretera 57 -México-Piedras Negras- conocido como “La Muralla”. El saldo: un herido grave.

15 días después de la volcadura, Roberto Pérez Berlanga, conocido entre la tropa periodística como “El Caballo”, murió. Del accidente no quedaron registros oficiales.

Este escrito es en memoria de Roberto Pérez Berlanga, porque su homicidio no se olvida, y menos ahora el tiempo de la peste que se avecina para su asesino Lalito -como gusta que lo llamen- de la Peña de León; quien, como remate, aun sigue sin expediente.

Juan Monrreal López
Marzo 28 2005

Saltillo, Coahuila.– 15 días duró en agonía Roberto Pérez Berlanga tras la volcadura del auto en que viajaba en compañía de Eduardo de la Peña de León -actual director de Comunicación Social del gobierno de Coahuila-, quien propició el “accidente” por conducir en estado de ebriedad aquel 15 agosto de 1999.

De forma inmediata Pérez Berlanga cayó en coma, de manera que ya ni se enteró del vía crucis a que fue sometida su familia directa a causa de la tacañería e ilegalidad de Enrique Martínez y Martínez, quien en todo momento sobrepuso el poder por encima de la ley.

“La Muralla” es un trecho más que vigilado por las policías federal y estatal de caminos, de tal manera que Martínez y Martínez supo del percance ocasionado por su jefe de prensa de manera inmediata. Las órdenes fueron las de ayudar en todo a Lalito de la Peña.

Y así fue. Tanto los federales de caminos como los estatales encubrieron la desgracia, pues ninguno de los uniformados levantó reporte alguno. Al no existir peritajes, el suceso nunca ocurrió, al menos oficialmente.

El hermetismo fue casi total, pocos fueron los medios que informaron del percance. Las menciones se redujeron a pequeñas notas perdidas, mezcladas entre las que regularmente utilizan los periódicos como relleno.

Sin informes ni parte acusadora, el Ministerio Público de Monclova no pudo actuar; el de Saltillo, menos.

Pérez Berlanga fue llevado a la Clínica del Magisterio, en Saltillo, hospital donde intentaron prolongar su vida; de ese nosocomio recomendaron trasladarlo al Hospital Muguerza, sitio en el que luego de 15 días de agonía murió.

El Vía crucis familiar

Pérez Berlanga era el fotógrafo oficial de la campaña política de Martínez y Martínez, por tanto, existía una relación laboral. Sin embargo, Martínez y Martínez, buscó evadir desde el principio el pago hospitalario por concepto de las atenciones a su fotógrafo.

El simple traslado del hospital magisterial al Muguerza ocasionó reacciones furibundas del hoy gobernador y entonces candidato a la gubernatura. Conforme avanzaban los días, la ira de Martínez y Martínez crecía en proporción directa al incremento de los gastos médicos.

Sin recato, exigió a los médicos de la policlínica Muguerza, trasladar al agónico Pérez Berlanga, al Hospital Universitario, argumentando razones puramente económicas. “La clínica universitaria es más barata”, decía; como en su momento atestiguaron médicos y familiares. Gracias a la oposición abierta de los médicos del Muguerza, Pérez Berlanga permaneció ahí hasta su muerte.

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