Salud

Salud: fractura en #YoSoy17 y definiciones del SNTSS

Gustavo Leal F.*

Sábado 25 de octubre de 2014

Con el amago de una reforma priísta –con la que la secretaria Mercedes Juan pretende degradar el derecho a la salud a paquetes mínimos–, la presentación en el Senado de la penosa iniciativa panista (2/10/14), que se reduce a fotocopiarla, forzó tanto la fractura de #YoSoy17 como a que, finalmente, Manuel Vallejo, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), se pronunciara sobre la universalidad a la baja de Enrique Peña Nieto.

Como antes expresaron los doctores Cervantes y Rosas del Colegio Médico de México (El efímero #YoSoy17, 9/14), el 9 de octubre, el Capítulo DF #YoSoy17 manifestó que “nos declaramos absolutamente en contra de las decisiones unilaterales que el Capítulo Jalisco ha tomado y les dejamos las siguientes preguntas: ¿es ‘negociable’ la dignidad del personal de salud? ¿Pueden negociar a puerta cerrada cuatro personas el destino de un movimiento de cien mil? ¿Estamos dispuestos a que un movimiento de origen limpio y auténtico se venda? Abandonamos el movimiento, más no la lucha” (comunicado oficial número 10). Al día siguiente también abandonó el Capítulo Durango: creemos álgido retomar las reformas que en salud se aproximan.

El Capítulo Jalisco se reunió con la secretaria Mercedes Juan el 8 de octubre –según la minuta de trabajo y reuniones– sin convocar al Capítulo DF. Ellos exigieron hacer públicos los acuerdos alcanzados en dicho encuentro. El punto 16 del pliego petitorio del Capítulo Jalisco sostiene: demandamos ser partícipes de las mesas en cuanto a las reformas en materia de la universalización, ya que conocemos de manera real los problemas que aquejan a nuestro sistema, la forma en que se vive en el día a día, y el proceder médico y las instituciones.

Al concluir la negociación salarial 2014 del SNTSS, el secretario Manuel Vallejo estableció que la base trabajadora será parte fundamental para operar los nuevos mecanismos que amplían la cobertura en materia de seguridad social y que entrarán en vigor en 2015: pensión universal y seguro de desempleo. Además, en el corto plazo se presentará la iniciativa de reforma del sector salud, donde los trabajadores del IMSS serán protagonistas.

Vallejo omite mencionar que ninguno de estos mecanismos es universal, como tampoco lo es el amago de reforma sanitaria de Mercedes Juan, fotocopiada por el Partido Acción Nacional (PAN). Tampoco sabemos cuándo y cómo consultó a los trabajadores del IMSS, aunque sí consta su participación como militante del Revolucionario Institucional en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (Gustavo Leal F., El sindicato del Seguro Social en la CNOP, La Jornada, 27/9/14).

Pero el asunto central es si el IMSS está en condiciones de plegarse al proyecto de universalidad a la baja de Mercedes Juan y Peña Nieto. No sólo recibe ya mucha más demanda con menos recursos. También encara un desafío estructural.

 

Al clausurar la 105 asamblea general ordinaria (14/10/14), Peña Nieto reconoció que en esta administración tenemos claro que el uso de las reservas del Seguro Social no es la solución para garantizar la prestación de sus servicios en el largo plazo. De ahí nuestra determinación de revertir esta tendencia y avanzar hacia el saneamiento financiero de la institución. Estamos sumando esfuerzos con visión de futuro para construir un Seguro Social eficiente.

Y repitiendo el diagnóstico deliberadamente equivocado –manufacturado por las administraciones panistas– que evapora los impactos de la Ley Zedillo (1997) que los despojó de sus recurso pensionarios y que aún no se atreve a desechar, el director José Antonio González Anaya agregó –frente a Peña Nieto– que el IMSS encara un déficit de 12 mil millones de pesos y que, según él, se enfrenta a dos objetivos: mejorar la calidad y sanear financieramente la institución. Conciliamos estos objetivos, aparentemente contradictorios, aumentando la productividad, la transparencia y el cumplimiento de obligaciones.

Es decir: una agenda imposible, como confirman por minuto la calidad de los servicios del IMSS-Peña. A la que hay que sumar los mecanismos que amplían la cobertura en materia de seguridad social que invoca Manuel Vallejo y que se traducen en más demanda con menos recursos. Es por ello que González Anaya no puede menos que asumir que a casi dos años de iniciada la administración, el IMSS ha llegado a un punto de inflexión. Sin embargo, la situación sigue siendo precaria.

Ciertamente, ese punto de inflexión no se zanjará con el proyecto de universalidad a la baja para degradar el derecho a la salud que, antes desde Funsalud, y ahora desde la Secretaría de Salud, promueve Mercedes Juan con un amago de reforma que la penosa iniciativa senatorial del PAN ha sencillamente fotocopiado.

Y menos aún con la última versión de esa reforma, un mero espantajo del ambicioso proyecto original, y con la que Mercedes Juan aspira a crear una instancia para la regulación y vigilancia de la calidad de los servicios en los establecimientos de salud, así como de la práctica médica donde la Comisión Nacional de Arbitraje Médico asumirá facultades de autoridad en la ley para la protección de los usuarios de los servicios (Universalidad de los servicios de salud en México. Grupo de trabajo de Funsalud, Salud Pública de México, Vol. 55/2013, editora invitada Mercedes Juan).

Frente al comprometido estado de los servicios y que debería ser su prioridad inmediata, ofrece apenas una instancia para la vigilancia de los establecimientos y protección de los usuarios: ¿un paciente es un usuario? ¿Está comprando una corbata? ¡El mundo al revés! Lo primordial resulta derivado.

*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 

 

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