Salud

Guardería ABC, ¿y el desarrollo sicomotor integral?

Gustavo Leal F.*

Julio 1 del 2010

La primera infancia está expuesta. Los esquemas ordinarios de IMSS e ISSSTE están deliberadamente subfinanciados, mientras los subrogados son letales. Lo demostró la tragedia de la guardería ABC: son negocios peligrosos. Las 10 mil estancias changarro de Calderón, empleadas electoreramente por Vázquez Mota y aplicadas por la asambleísta y ex panista Lía Limón, son mucho más peligrosas. La primera infancia, integrada por 13.5 millones de niños –de cero a cinco años– merece otro futuro.

Sólo en julio de 2010, Protección Civil clausuró tres de esos changarros de Sedeso en Acapulco, por no cumplir con las condiciones para operar y encontrase en zonas de alto riesgo. En Ciudad Juárez, 13 albergues suspendieron servicios por extorsión, cuatro de ellos eran de Sedeso. En 2009 ya habían cerrado otras nueve y lo mismo puede decirse de varias casas de cuidado diario (centros comunitarios de atención infantil para mujeres trabajadoras sin acceso a seguridad social).

En el Distrito Federal se diagnosticó que 35 por ciento (509) del total de los establecimientos (mil 437) se encontraban en condiciones de alto riesgo, mientras de 45 por ciento (655) se ignoraban sus condiciones de operación. Estas últimas eran, precisamente, los changarros de Sedeso.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social 2010 (Inegi), las madres están al cuidado de 78.4 por ciento de ellos, mientras que las guarderías públicas atienden 2.6 por ciento y las privadas apenas a uno por ciento. Otra persona tenía responsabilidad sobre el 18 por ciento restante. No obstante, a ciencia cierta ignoramos cuántos de ellos permanecen solos.

Según la misma encuesta, pero para 2009, cerca de 1.4 millones de niños cuyas madres trabajan son cuidados por sus abuelas. Ello resulta de la falta de acceso a las guarderías de seguridad social, desconfianza en los servicios, así como lejanía o falta de espacio en los establecimientos. Hasta 91 por ciento de las abuelas no recibe ningún pago, y las que cuentan con él perciben menos de 600 pesos mensuales; 60 por ciento de los niños atendidos por ellas es menor de 3 años.

Para Calderón y Vázquez Mota, el asunto es sencillo. Como candidato ofreció primero guarderías universales (en Tampico, el 4 de febrero de 2006) y luego guarderías operadas por abuelitas (en Atizapán, el 15 de febrero de ese año). Más adelante dio rienda suelta a su proyecto electorero de estancias changarro Sedeso, que no guarderías, pues no se ajustan a la NOM 167 (1997).

La propia Unicef, a través de su representante en México, Susana Sottoli, debió reconocer que el modelo tiene características muy diferentes a un sistema de cuidado infantil más formalizado.

Ahora, Calderón las usa electoralmente, como cuando concentró, acompañado de Margarita Zavala, mil 800 niños de sus estancias Sedeso en la posada presidencial realizada en Los Pinos el 23 de diciembre de 2010.

Por las mismas fechas, Diconsa decidió ampliar su cobertura a mil 215 estancias changarro de Sedeso: surtirlas no sólo con leche, también con pasta para sopa, galletas, chocolate, atún y gelatina, entre otros producto, mediante un crédito de pago en 15 días.

Por otro lado, además, los 700 pesos mensuales por hijo –el subsidio de Sedeso– están estancados desde 2007, lo que impacta sobre el servicio otorgado en al menos dos comidas calientes y una colación. El resultado fue incrementar el cobro a los padres: 800 pesos mensuales por niño, con independencia de la aportación de los materiales que se requieran.

La capacitación es otro gran pendiente. Las encargadas de estas estancias consideran inadecuada la que reciben de Sedeso, pues los instructores carecen de experiencia en el trabajo con niños, manejo de grupos y primeros auxilios.

Para agosto de 2010, las fracciones senatoriales de PRI y PAN habían presentado sendas iniciativas para crear una Ley General de Estancias Infantiles, mientras el gobierno federal había circulado un anteproyecto. Ninguna consolidaba la protección de la infancia como obligación del Estado, delegándola en particulares, además de no reconocer los derechos de los niños. Como en los últimos modelos de atención del IMSS-Karam –asistido por Federico Reyes Heroles (Transparencia Mexicana)–, su fin eran las condiciones físicas de los establecimientos. Finalmente, la iniciativa del PRD arribó el 30 de noviembre.

Afortunadamente, el Movimiento Ciudadano 5 de Junio consolidó, junto con senadores, la iniciativa de la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil, dictaminada por esa soberanía en abril de 2011 y aprobada por el pleno de diputados el 15 de septiembre.

Si bien el dictamen condensa más que claros avances en materia de protección civil y derechos de los niños, persiste la indefinición respecto de las vías y medios para conciliar la naturaleza de los modelos subrogados –que buscan rentabilidad abatiendo costos– con la garantía de calidad del servicio que, en este caso, se materializa en el adecuado desarrollo sicomotor de los infantes.

Por abatir costos, esos modelos subrogados –particularmente el modelo-contrato IMSS, diseñado por Santiago Levy, que derivó en la tragedia de Hermosillo por la estructura de mínimos con que se operaba el servicio– comprometen de entrada la adquisición de funciones motoras, sensitivas, sensoriales, intelectuales y afectivas que integran tal desarrollo sicomotor, en el periodo de cero a cinco años.

¿Cómo fortalecerlo en el debate sobre el reglamento de la Ley 5 de junio para que los niños sean realmente personas?

*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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