Archivo 2005

Programa Marcha al Sur

Con el pretexto de generar empleos, dinero público a empresarios corruptos

Ahogado por la corrupción y la incapacidad, el fideicomiso Marcha hacia el Sur, está condenado al fracaso. Envuelto en la suspicacia, el único respaldo para mantenerlo a flote son las cifras maquilladas. Sin embargo, la opción de generar empleos con este esquema, está prácticamente nula antes que termine el sexenio foxista.

Juan Monrreal López

Torreón, Coahuila.- A cuatro años de haber arrancado, el programa Marcha al Sur, es un fracaso. Concebido para generar empleos en el sur del país, con el apoyo de poderosos empresarios de la industria de la confección, el proyecto no ha generado suficientes puestos de trabajo, pese a las grandes expectativas creadas por el gobierno federal y los recursos públicos destinados para este programa.
Por el contrario, Marcha al Sur está envuelto en el escándalo, como consecuencia de los diversos fraudes cometidos por empresarios, localizados desde Yucatán hasta el norte del país. Y mientras que las empresas favorecidas con los subsidios no cumplen, sus propietarios ven en las regiones más pobres de la patria, una mina de oro con vetas de alta ley.
Marcha hacia el sur, fue lanzado a la vida nacional el 14 de marzo de 2001, cuando la Secretaría de Economía era ocupada por Luís Ernesto Derbez Bautista. Se dijo entonces, que la primera meta del plan era generar, 300 mil empleos permanentes en seis años, sobre todo, en los estados del Sur-Sureste del territorio nacional: Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Guerrero, fueron contemplados para la primera etapa del programa.
En el 2002, fueron incorporados: Yucatán y Quintana Roo. Terminando después en las zonas más depauperadas del centro y norte de México.
A la vuelta de cuatro años, los objetivos de Marcha hacia el Sur, se encuentran lejos de cumplirse. Las empresas detonantes de desarrollo regional no se anclaron. Los empleos para los habitantes de las zonas pobres, tampoco fueron establecidos en el número esperado, aún y cuando los patrones adquirieron este compromiso. Peor. Muchos recibieron los subsidios del fideicomiso, sin generar una sola plaza.
Y es que generar un promedio de 50 mil empleos anuales, es difícil, sobre todo cuando no existe una verdadera supervisión de los recursos entregados como subsidio. Más aun, si las denuncias por fraudes con estos fondos, lejos de investigarse, son negadas de modo sistémico por la secretaria técnica del proyecto, María del Pilar Hiroishi Suzuki.
Así, sin voluntad de castigar a quienes han desviado recursos federales, Marcha hacia el Sur, navega a la deriva.

Ricardo Marcos Touché, presidente del Consejo consultivo, juez y parte

La normatividad para el programa Marcha hacia el Sur, se publicó por primera vez en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de marzo de 2001. Seis días antes de que se promulgara y sin estar autorizados por la Ley, Vicente Fox y Luís Eugenio Derbez, incorporaron al Consejo consultivo al empresario Ricardo Marcos Touché, dueño del grupo Libra, consorcio textil dedicado a maquilar prendas de vestir. De esta manera, el empresario de Torreón, Coahuila, fue convertido en presidente de esta Junta consultiva.
Conformado por nueve consejeros: Felipe Tomás Velázquez, Alfonso Romo Garza,
Eugenio Garza Herrera, Moisés Saba Masri, Adrián Marenco Olavarrieta, Oscar Meza Celis, José Zorrilla de San Martín Diego, Gabriel Barreda Nader y el propio Marcos Touché; el Comité en realidad no funciona.
Desde el inició del Programa Marcha hacia el Sur, la actividad de Ricardo Marcos, sobresalió repetidamente, sobre todo, promocionando las empresas que fincó en las poblaciones de Chilapa y Tierra Colorada, en el estado de Guerrero. Pero también apoyando a sus parientes para sacar recursos de este fideicomiso.
Juez y parte de Marcha hacia el Sur, Marcos Touché, hizo valer la habilidad que posee para escurrirse en las esferas del poder presidencial, ya sean priístas o panistas. Así lo hizo cuando vendió el proyecto Laguna 2000, primero a Carlos Salinas de Gortari; luego a Ernesto Zedillo.
El empresario se posicionó en la época del salinismo, gracias a los apoyos económicos recibidos a través de las empresas en Solidaridad. A cambio, instaló pequeños talleres de costura, en algunos ejidos del municipio de Francisco I. Madero Coahuila.
Entonces, el gobierno federal le entregó dinero para pagar nóminas, además de financiamiento etiquetado para acaparar la cosecha de algodón de la zona. Esto, con la sola promesa de instalar un proceso de producción integrado para el municipio. Sembrar algodón, cosechar prendas de vestir.
Como nunca, desde su fundación, el grupo Libra vivía días de gloria. Dinero y poder, se respiraban en las oficinas del consorcio.
Después, con el apoyo de Claudio X. González Laporte, ex asesor de inversiones extranjeras de Carlos Salinas, ensanchó sus relaciones para con Ernesto Zedillo.
De la misma manera, utilizó a Rogelio Monemayor Seguy, entonces gobernador de Coahuila, con quien a través de negocios compartía intereses.
Por eso, en cada visita de Ernesto Zedillo, a la región Lagunera; si Marcos Touché no era el primer actor, cuando menos formaba parte de la escenografía. En una de esas visitas a Torreón, Coahuila, Ernesto Zedillo, inauguró la planta número dos del grupo Libra.
Ahora, bajo el manto blanquiazul, se sirve de las bondades del programa Marcha hacia el Sur, al instalar maquiladoras en regiones fuera de la Laguna, con recursos del fideicomiso.
De hecho, en una de las maquiladoras de Tito Marcos –como es conocido este poderoso empresario, ligado a Claudio X. González y al llamado grupo de los 21– inició el programa Marcha hacia el Sur, el 8 de marzo de 2001, días antes de que la normativa del plan fuera publicada en el Diario Oficial.
A partir de allí, el poder de este hombre en Marcha hacia el Sur, es inobjetable.
En aquella ocasión, el gobernador del estado de Guerrero, René Juárez Cisneros, al igual que el subsecretario de Economía, Juan Bueno Tenorio, aplicaron de manera díscola el apellido de Marcos Touché.
Juárez Cisneros, dijo: “Esos son los Marcos que queremos –en alusión al sub comandante Marcos – de los que invierten en México, construyen empleos y generan riqueza en las comunidades más apartadas; de los que con trabajo y compromisos con la nación, construyen la paz” así quedó registrado en las grabadoras y boletines oficiales aquel discurso de René Juárez Cisneros.
Por su parte Bueno Tenorio, en una intervención impulsiva externó: “Ojala tuviéramos tantos Marcos como don Ricardo Marcos, haciendo inversiones en el sureste del país”. Ese día, hasta Vicente Fox, se sintió editor. Con fervor presidencial espetó a los periodistas que dieran las ocho columnas a la pulla lanzada por el gobernador guerrerense, René Juárez.
Así, antes que la normatividad fuera oficial, Ricardo Marcos Touché, pasó a ser el presidente del Consejo consultivo de Marcha hacia el Sur, convirtiéndose también en uno de los primeros beneficiarios.

Las cifras de la burla

Sin rumbo, el programa Marcha hacia el Sur, apareció como un esquema asistencialista para empresarios. Es ardid del foxismo encaminado a disimular los subsidios a fondo perdido con maquillaje de inversión. De lo contrario, no se trataría de retocar los números oficiales y mucho menos manipular los resultados.
Al hacer una revisión trimestral de la documentación oficial de la Secretaría de Economía, es detectable desde el 2001, la construcción de artimañas usando los números.
Como en el priísmo, los neo funcionarios panistas intentan cuadrar la realidad con las intenciones.
En el 2002, se tiene un claro ejemplo: En el informe del tercer trimestre de ese año, la Secretaría de Economía, asienta que los objetivos de Marcha hacia el Sur, mantienen avances del 75 por ciento, con relación a las metas planteadas de generación de empleos.
Las inversiones empresariales en esos momentos, alcanzaban un total de mil 500 cincuenta millones de pesos, según el reporte oficial.
Sin embargo, para el cuarto trimestre, con el arte de la aritmética como instrumento, los llamados empleos comprometidos brincan de 26 mil 472 hasta 45 mil 197, es decir, se habrían generado 18 mil 725 plazas nuevas en tan sólo tres meses. De ser ciertas las cifras, en ese año el programa Marcha hacia el Sur, rebasó con 36 por ciento las expectativas programadas.
Con la misma tónica del edén, la inversión comprometida acumulada al tercer trimestre despegó de mil 500 millones de pesos hasta alcanzar 3 mil 102 millones de pesos, al cierre del ejercicio.
Un verdadera jauja, pero de cifras, ya que estas inversiones nunca llegaron a las regiones en la dimensión que ostentan estos documentos.
Destacan en esta simulación, las inconsistencias en las presuntas inversiones colocadas en Coahuila y Durango, por este programa.
En el caso de Coahuila – siempre de acuerdo a este documento – fueron canalizados 158 millones de pesos, a lo largo de tres trimestres. Para el cuarto trimestre, esa cifra se duplicó, hasta elevarse a 308 millones de pesos.
Por su parte, en Durango, las inversiones giraron de 27 millones de pesos en los tres primeros trimestres, a 152 millones de pesos al cierre del año. Es decir, un crecimiento del 452 por ciento, en tres meses.
Sólo que, en este contexto, existe un inconveniente. El manejo de los recursos de Marcha hacia el Sur, mantienen una normatividad y las empresas beneficiarias, en cambio, no existen en las regiones. Tampoco en los municipios se reflejan las supuestas plazas de trabajo creadas con los dineros invertidos.
Y es que las jurisdicciones coahuilenses contempladas por Marcha al Sur, apenas si llegan a 6: General Cepeda, Jiménez, Francisco I. Madero, Matamoros, San Pedro de las Colonias y Viesca.
De manera que las inversiones serían fácilmente detectables, dado el compromiso de generar 4 mil empleos en estos ayuntamientos; según el informe de la secretaría de Economía del año 2002.
Por otra parte, el programa Marcha hacia el Sur, en Durango, comprende los municipios de Simón Bolívar, Mezquital, Pánuco de Coronado, Pueblo Nuevo, San Dimas, San Juan de Guadalupe, San Juan del Río, Tamazula y Tlahualilo.
Como en Coahuila, las inversiones no se miran por ninguna parte. Las 3 mil 300 plazas laborales comprometidas tampoco. De lo contrario, en estas poblaciones la sangría de los habitantes jóvenes que han migrado a la frontera con Estados Unidos, o a ciudades de la unión americana como Chicago, Dallas, Houston, Los Ángeles, entre otros destinos, se hubiera detenido en algo.
La realidad: pueblos y cabeceras municipales donde los habitantes existen en los extremos de edad; viejos y niños. Los jóvenes simplemente huyen para sobrevivir.
El caso es que, María del Pilar Hiroishi Suzuki –quien desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) apoyó reiteradamente la instalación de casinos en el país y se oponía al mismo tiempo al aborto bajo cualquier circunstancia – responsable directa de Marcha al Sur, debe aclarar a dónde fueron a parar los fondos del fideicomiso, así como la ubicación de los empleos generados. Sus declaraciones no coinciden con los documentos, menos con la realidad.
A propósito de esto, en rueda de prensa dada en el estado de Yucatán, el 21 de abril del año 2004, Hiroishi Suzuki dijo que “en el 2002, el monto de inversión superó los 515 millones de pesos, para la generación de más de seis mil 500 empleos. De ese total de recursos, 21 millones fueron aportados por el programa Marcha hacia el Sur”.
Si se toman en serio estas declaraciones, entonces ¿qué creer?

Coahuila y Durango, ejemplos del fracaso de Marcha al Sur

La alerta de posibles fraudes en contra del patrimonio del programa Marcha hacia el Sur, se dio en Yucatán; situación que Hiroishi Suzuki, menospreció; pese a que Sergio García de Alba, subsecretario de Economía, admitió una serie de irregularidades en la marcha del programa.
El sub secretario aceptó que de cien proyectos, cuando menos el 50 por ciento, conservaban importantes anomalías.
Tanta es la incoherencia en la operación de este esquema de desarrollo regional, que las páginas informativas de Internet sobre esta secretaría, no concuerdan con los informes trimestrales que la dependencia rinde.
Así ocurre con el padrón de empresas beneficiarias con los subsidios para el año 2003, ubicadas en los estados de Coahuila y Durango, por sólo dar un ejemplo
En una página del sitio Web de la secretaría de Economía –ya desparecida, por supuesta actualización – se asentó que en los estados de Coahuila y Durango, se apoyaron a cuatro empresas.
En Coahuila, el fideicomiso habría entregado a Proveedora Nacional Textilera S.A. de C.V. (PRONATEX) recursos para generar 3 mil 200 empleos, etiquetados con 2 mil pesos para capacitación por empleo comprometido; pero además se adjudicarían otros 2 mil pesos, para habilitar, equipar y remodelar naves industriales. Es decir, 4 mil pesos por plaza laboral, que daría un total de 15 millones 200 mil pesos.
La ejecución transcurriría de septiembre a diciembre del año 2003.
También, dicha página contenía que la empresa ALMERIMEX S.A. DE C.V. recibió por los mismos conceptos, apoyo para generar 200 empleos, es decir, recibiría subsidios por el orden de 800 mil pesos.
De esta manera, la empresa se comprometía a crear los trabajos en el periodo que corre de marzo a finales de diciembre del propio año 2003.
Ambos proyectos fueron aprobados para instalarse en el municipio de Viesca, Coahuila. El asunto es que el dueño de la empresa PRONATEX, Antonio Juan Marcos Villarreal – por cierto, pariente de Marcos Touché – declaró el 13 de octubre de 2004, que en PRONATEX laboran apenas 450 empleados y que la maquila está pensada para ocupar a mil trabajadores, una vez que alcancen su máxima capacidad de producción.
Pero eso no es todo. En información solicitada por este reportero al fideicomiso Marcha hacia el Sur, por medio del Instituto Federal de Acceso a la información (IFAI) la Secretaría de Economía responde que para el año 2003, ningún proyecto de inversión fue apoyado en Coahuila.
En el caso de Durango – según la misma página Web ya desaparecida – decía que dos proyectos fueron aprobados para el año 2003.
Uno se instalaría en el municipio de San Juan de Guadalupe y estaría encaminado a generar 700 empleos. Su ejecución sería de enero a diciembre del año en cuestión.
La empresa la beneficiaria, Grupo Maquilador MIGA S.A. de C.V.
La otra empresa subsidiada fue, Apoyo Especializado Empresarial S.C. ubicada en el municipio de Simón Bolívar.
Solo que de acuerdo a los reportes trimestrales de esta dependencia, ninguna de las sociedades mencionadas estuvo considerada para este fideicomiso; de manera que alguien miente.
Según los informes entregados por el IFAI a este reportero, en el año 2003, sólo a la compañía The Original Mexican Jean Company S.de R.L. de C.V. instalada en el estado de Durango, le fueron entregados un millón 200 mil pesos, para generar 300 empleos. Mismos que a decir de la información del IFAI, ya fueron comprobados por la secretaría de Economía.
Así mientras cuatro empresas aparecieron en la página Web de la secretaría de Economía y no recibieron los subsidios correspondientes; la empresa The Original Mexican Jean Company S.de R.L. de C.V. que nunca estuvo registrada en la red del Internet, recibió un millón 200 mil pesos. Todo esto de acuerdo con información del IFAI.

El declive de Marcha hacia el Sur

Está claro que Marcha hacia el Sur, anunciado con bombo y paltillo en marzo de 2001, en el municipio de Chilapa, Guerrero, por el presidente Vicente Fox, no avanza. Es más, está extinguiéndose. Las causas: no alcanzar las metas propuestas en la generación de empleos, pero también las continuas denuncias de malversación de fondos, consumados por algunas compañías que obtuvieron recursos del programa sin cumplir con el pacto de generar plazas de trabajo.
Por eso, entre otros motivos, el presupuesto ha caído en picada, año tras año. Para el año 2001, el fideicomiso tuvo un presupuesto asignado de 175 millones de pesos. Después, en el 2002, recibió la cifra más alta: 191 millones de pesos. Los dos años siguientes, la caída presupuestal fue libre: 150 y 100 millones de pesos, para los años 2003 y 2004, respectivamente.
Y es que los resultados en la generación de empleos son magros. La expectativa de llevar capitales a las zonas más depauperadas del país no surtió efecto en los empresarios, quienes prefirieron jugar a la segura en zonas con infraestructura suficiente en lugar de arriesgarse en nuevos polos de inversión. Las zonas marginadas, no cuentan con la necesaria mano de obra calificada o con las redes de infraestructura suficientes para mover las mercancías a destino final.
Por eso, los supuestos empleos comprometidos cayeron por la pendiente. Si en el año 2001, se habló de 38 mil 458 empleos comprometidos, para los años subsiguientes el desplome llegó profundo.
El año 2002, existió el compromiso empresarial de crear 45 mil 197 plazas. Para el año 2003, el desmoronamiento de los futuros empleos fue notable: 11 mil 247. Para el año 2004, apenas si se estimó la posibilidad de abrir 8 mil plazas. A este respecto, la página oficial de Marcha hacia el Sur, registró para finales del mes de junio del 2004, apenas el compromiso de instalar 2 mil plazas.
Los resultados de Marcha hacia el Sur, no son para alegrarse: sólo retratan el desconcierto del equipo de Vicente Fox, quienes confunden el desarrollo regional con el estricto desarrollo empresarial, aun cuando los capitales arriesgados sean subsidios gubernamentales.
Por lo pronto, Marcha hacia el Sur, se encuentra convertido en un esquema inútil para instaurar empleos en las zonas mas depauperadas. Al menos así dicen los números oficiales.

Corrupción comprobada

Contraviniendo los propios Considerándoos del fideicomiso, las metas de Marcha hacia el Sur, para el año 2004 fueron reducidas. Apenas recibió cien millones de pesos de presupuesto.
Sin dinámica, apenas 25 proyectos recogieron los subsidios a finales del mes de junio.
En el caso concreto de Coahuila, los subsidios destinados al fomento del empleo estuvieron focalizados al municipio de San Pedro de las Colonias. En conjunto, las empresas apoyadas recibieron un millón 80 mil pesos: Autosistemas San Pedro (Sumitomo) 800 mil pesos; Purificadora de la Laguna, 280 mil pesos.
Con los subsidios entregados a esta última empresa, el compromiso fue generar 70 puestos, mismos que no se cumplen hasta ahora.
La planta laboral de Purificadora de la Laguna, es de apenas siete empleados: 4 lavadores, un chequeador, supervisor y el encargado. Eso es todo. La información fue confirmada por uno de los empleados.
Purificadora de la Laguna, se encuentra dedicada a procesar agua, purificándola. Constituida en Torreón Coahuila, el 14 de mayo de 1996, fue asentada en el Registro Público de la Propiedad (RPP) de San Pedro de las Colonias, con la Partida 1012, Folio103, Libro 3, Tomo 4 de la Sección comercio.
El capital social es de cincuenta mil pesos. Su dueño: Enrique Marcos Garza; pariente de Ricardo Marcos Touché, el gran influyente de Marcha hacia el Sur.
Por otra parte, el programa apoyó con 800 mil pesos a la empresa, Autosistemas San Pedro (SUMITOMO) una maquiladora que fue constituida en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el año 2001, con un capital inicial de cincuenta mil pesos.
Propiedad de Hartec, Inc y Terayasu Iwakura, la fábrica instalada en el Libramiento San Pedro-Monclova, ocupa alrededor de 700 trabajadores, según dijeron empleados de esta maquiladora.
Un vistazo alrededor de la planta dejó ver 16 autobuses pequeños, a la espera de los obreros.
Asentada en el RPP del municipio con la Partida 600, Folio 93, Tomo 2, Libro 3, de la Sección Comercio; Autosistemas San Pedro, recibió el 23 de abril de 2004, el subsidio correspondiente a la instalación de 200 empleos permanentes.
El asunto es que los trabajos ya existían. Los patrones de esta firma sólo aprovecharon la oportunidad de sumar a los activos el dinero facilitado por el fideicomiso.
Aunque Marcha hacia el Sur, contempla las acciones de control, seguimiento y medidas correctivas, es probable que estas no operen, o al menos no se apliquen a ciertos beneficiarios de los subsidios del fideicomiso. De lo contrario, Purificadora de la Laguna, propiedad de Enrique Marcos Garza, ya habría sido reconvenida con el fin de cumplir el convenio firmado con Marcha hacia el Sur.

Normatividad laxa

Las irregularidades cometidas en contra de Marcha hacia el Sur, no se han castigado. Mínimo, cincuenta por ciento de los proyectos y recursos públicos operados, presentan irregularidades, según lo reconoció en su momento, el subsecretario Sergio García de Alba; ante esta confesión, no hay más que explicar.
Por desgracia, no existen indicios que esto haya cambiado.
Día con día, las torceduras de las reglas de operación son expuestas por las anomalías registradas en los proyectos revisados. La flácida aplicación de la normatividad permite que los propósitos de Marcha hacia el Sur, sean burlados; como reportan los documentos oficiales.
Si bien existen lagunas jurídicas en la normatividad de Marcha hacia el Sur, es la actitud indolente de los funcionarios responsables del programa quienes facilitan el quebranto de la Ley; principalmente la secretaria técnica, María del Pilar Hiroishi Suzuki.
Quizá la discrecionalidad, además del desorden que priva en el fideicomiso Marcha hacia el Sur, quede resumida en la declaración dada a este reportero por uno de los empresarios beneficiados: “Mire a mí me dieron en el fideicomiso un plazo de hasta cinco años para formalizar los empleos. Tengo con que demostrarlo – dice sin revelar prueba alguna-. Si en la página Web de la secretaría de Economía dice que iba a generarlos de septiembre a diciembre del año 2003; eso es falso, ese no fue el compromiso” me dice este patrón solicitando el anonimato.

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