Nuevo León

En el centro-norte de México, se corroboran hallazgos del hombre en América, hace 30 mil años

Los resultados de excavaciones recientes en la cueva de Chiquihuite, Zacatecas, así lo prueban

Raúl A. Rubio Cano

Enero 11 de 2021

El pasado 22 de julio del año 2020, la prestigiada revista científica, Nature Research, hablaba de la “Evidencia de ocupación humana en México en torno al Último Máximo Glacial” (Evidence of human occupation in Mexico around the Last Glacial Maximum, https://doi.org/10.1038/s41586-020-2509-0), e igualmente, ese mismo día, AFP y el periódico La Jornada, hacían los mismo (El Norte lo haría hasta el 23 de julio en su sección Vida). El resumen del mencionado artículo científico, firmado por el arqueólogo Ciprian F. Ardelean Et Al… indica que: “La colonización inicial de las Américas sigue siendo un tema muy debatido, y se desconoce el momento exacto de las primeras llegadas. El registro arqueológico más antiguo de México, que ocupa una posición geográfica clave en las Américas, es poco conocido y poco estudiado. Históricamente, la región se ha mantenido en la periferia de la investigación centrada en las primeras poblaciones estadounidenses. Sin embargo, investigaciones recientes brindan evidencia confiable de presencia humana en la región noroeste de México, el Altiplano de Chiapas, el centro de México y la costa caribeña durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano. Aquí presentamos los resultados de excavaciones recientes en la cueva de Chiquihuite (Zacatecas), un sitio de gran altitud en el centro-norte de México, que corroboran hallazgos previos en las Américas de evidencia cultural que data del Último Máximo Glacial (hace 26.500-19.000 años), y que retrasan las fechas de la dispersión humana a la región posiblemente desde hace 33.000 a 31.000 años. El sitio arrojó alrededor de 1.900 artefactos de piedra dentro de una secuencia estratificada de 3 m de profundidad, revelando una industria lítica previamente desconocida que experimentó solo cambios menores durante milenios. Más de 50 fechas de radiocarbono y luminiscencia proporcionan control cronológico, y los datos genéticos”, Desarrollar ese estudio implicó actividades como: Descubrimiento y análisis del sitio, mapeo, excavaciones, análisis de líticos y artefactos, dataciones con radiocarbono, estadísticas, análisis de ADN, arqueología e identificación de fauna con zoología, residuos químicos, Rayos-X, petrografía de rocas sedimentarias e identificación de micromorfología, muestras de polen, y fotogrametría. Participando en ello, 28 personas e interviniendo además de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (en donde opera Ciprian Ardelean), la Unidad Académica de Antropología, Universidad Autónoma de Zacatecas. University of Exeter, UK. University of Oxford, Oxford, UK. University of New South Wales, Sydney, Australia. University of Copenhagen, Denmark. Kansas State University, USA. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez,  Instituto Nacional de Antropología e Historia, Grupo de Geología Exógena y del Sedimentario, Universidad de São Paulo, São Paulo, Brazil, The Field Museum of Natural History, Chicago, USA., Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), University of Cambridge, Cambridge, UK, Welcome Trust, Sanger Institute, Hinxton, UK, University of Southern Denmark, Denmark, Department of Zoology, University of Cambridge, Cambridge, UK. Toda una maquinaria nacional e internacional, académica y de investigación de hombres y mujeres de ciencia, para poder descubrir que la presencia más antigua del hombre en México rebasa los 30 mil años, referencia presencial humana en más de 15 mil años a lo que se había venido considerando. Todo un gran descubrimiento a nivel mundial y que replantea la misma presencia del hombre en el continente americano. Por otra parte, cabe mencionar que la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL, pone también lo suyo en tal investigación al participar en ella, dos egresados de la misma como son los doctores: Yan Zul Ernesto Ocampo e Igor Ishi Rubio Cisneros. La participación de estos dos investigadores de Ciencias de la Tierra, permitieron concretizar la naturaleza estructural y su realidad ambiental hace 30 mil años de la cueva de Chiquihuite, Zacatecas. Pero también, cumplir el sueño del Rector de la UANL, Alfredo Piñeyro, ya que él buscó que, con el establecimiento de la facultad de Ciencias de la Tierra, en Linares, se diera un gran paso en la formación de ese tipo de egresados y, pudieran ofrecer un aporte al respeto de la Madre Tierra, a sus pobladores y ecosistemas, en sí, a la Humanidad. Hoy, podemos decir, con ese par de egresados, que la UANL, nuestra Máxima Casa de Estudios, reafirma el ser una universidad de clase mundial y ojalá que los mimos, ya formen parte de la planta magisterial y de investigadores, para que sigan permitiendo que continúe ardiendo la Flama de la Verdad, en nuestra querida UANL ¡Órale!    

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