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Peña Nieto, sustituye la Reforma Educativa por la Revolución Educativa; la misma gata

 

Horizonte ciudadano

 

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Marzo 14 de 2017

 

 

Vaya que Peña Nieto pasma al más letrado, al más docto y erudito, dígame si no.  El 1° de diciembre de 2012, cuando Peña tomó posesión como Presidente de México, la Reforma Educativa fue presentada como prioridad dentro del paquete de las 12 Reformas estructurales, entonces se estableció que esa reforma tenía como objetivos, aumentar la calidad de la educación básica, así como la matrícula y calidad de la media superior y superior y lo más importante, recuperar la rectoría del Estado en el sistema educativo nacional.

Tras una aprobación de fast track en el Congreso de la Unión, para febrero de 2013 este país ya contaba con una flamante Reforma Educativa, aprobada a ciegas en los congresos locales y ahora resulta que esta semana es sustituida por una Revolución Educativa cuyo propósito esencial es que los niños “aprendan a aprender”, garantizando la formación de alumnos críticos, libres, responsables y comprometidos con la realidad, vaya novedades, hace más de 30 años, en la UNAM, la capacitación de los docentes ya incluía el principio de “aprender a aprender”.

Parece que el modelo inaugurado fue copiado intacto del que el ilustre Secretario de Educación (él sí), Jesús Reyes Heroles puso en marcha durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) cuyos objetivos eran elevar la calidad de la enseñanza, profesionalizar al magisterio, entre otros, las coincidencias revelan falta de creatividad y carencia de una visión del presente y del futuro de la educación pública nacional.

¿Por qué fracasó la Reforma Educativa? Porque, en síntesis, era una agresión a los derechos de los docentes quienes rechazaron su exclusión como actores claves en la educación, mostraron su oposición, y en muy poco tiempo la reforma fue exhibida como totalmente ineficaz e inoperante.

Los maestros denunciaron que la calidad de la educación no era un objetivo de las autoridades y por ello devino en un factor de conflicto y descontento político y social.

Hace menos de un año, Sylvia Schmelkes, presidenta del Instituto Nacional para Evaluación de la Educación (INEE) sutilmente señaló al Secretario de Educación Aurelio Nuño como un inepto, lo cual, por los hechos salta a la vista y, sin embargo, Peña Nieto se empeña en mantenerlo al frente de la SEP, decisión que muestra que no le importa el estancamiento y atraso en el que se encuentra este sector sobre todo en lo que va del siglo 21.

No hay gobierno que pueda excluir de su agenda a la educación como el factor fundamental para asegurar el desarrollo económico y social así como la erradicación de la pobreza en cualquier país, admito que esta es una afirmación redundante, un pleonasmo, pero en México tenemos décadas buscando un modelo educativo con equidad, el tiempo de Peña Nieto se agotó y ahora adopta un nuevo paradigma educativo que de revolucionario no tiene nada y además, ellos mismos advierten que su modelo “inédito” tardará al menos 10 años en dar frutos.

Hay una verdad contundente que debiera enfatizarse: la política educativa del sexenio fue un rotundo fracaso, plagado de incongruencias y despropósitos y Coahuila no escapa de esos efectos; aquí, las brigadas magisteriales están en funciones desde hace 5 meses, trabajando para Nueva Alianza con el programa “3 de 1”, entre 150 y 200 docentes o comisionados realizan proselitismo partidista, la dirección de la Sección 38 los sacan  de sus áreas de trabajo, aunque hay mucho descontento entre las bases magisteriales porque los dirigentes de la Sección no han cumplido con los compromisos de liquidarles económicamente sus derechos laborales.

¿Hace falta una reforma educativa en México? usted dirá.

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